La Primera Federación es una mina de oro en cuanto a proyectos ambiciosos que persiguen el sueño de ascender -en muchos casos, se prefiere la palaba ‘regresar’- a la Segunda División -como el Córdoba, el Deportivo, el Castellón, el Racing de Ferrol o el CD Eldense-. No todos pueden cumplir con las expectativas, por lo que siempre van a haber equipos con plantillas muy cotizadas que rinden por debajo de lo esperado y no consiguen el gran objetivo. Entre ellos, el Atlético Baleares es el eterno aspirante para subir, pero siempre se queda a las puertas del ansiado ascenso.

El equipo balear ha participado un total de 18 temporadas en la tercera categoría del fútbol español, las últimas 13 de manera consecutiva, por lo que es uno de los clubes más consolidados actualmente. Y no es descabellado decir que, en estos 13 años, el objetivo de los de Palma de Mallorca ha sido ascender a Segunda División.

Desde la conversión a sociedad anónima deportiva -transformación que están realizando muchos clubes para ‘sobrevivir’ en una categoría deficitaria– para la campaña 2011/2012, el Atlético Baleares ha acostumbrado a tener de las plantillas más cotizadas temporada tras temporada debido a las importantes inversiones económicas que ha recibido. Todas, visto lo visto, sin culminar en el éxito del ascenso.

Con algunos altibajos -incluyendo una crisis institucional– en los que se navegaba por mitad de tabla, el Atlético Baleares ha acumulado, desde que se constituyera como un club de proyectos ambiciosos, cuatro promociones de ascenso -tres como campeón de su grupo- en las que el resultado no ha acompañado a los blanquiazules.

¿Es un fracaso para el proyecto deportivo del Atlético Baleares?

Por un lado, tenemos un club que no disputa la Segunda División desde la temporada 62/63. Es decir, acumula 60 años de travesía por las categorías no profesionales. Para algunos aficionados, sobre todo los más longevos, esta década en la que se ha terminado tres veces como campeón de Grupo y que, cada temporada, se presentan como serios aspirantes al ascenso, de por sí es un premio a una larga trayectoria en ‘los infiernos’.

Por otro, es innegable que el objetivo real de la gran inversión económica no ha dado resultado -hasta el momento-. Es cierto que no conseguir el ascenso participando como campeón de grupo en tres ocasiones ya es mala suerte -la condición de campeón te permite incluso una segunda oportunidad-. En resumidas cuentas, es un bache psicológico que no se ha podido superar tanto en el club como en el ánimo de la afición.

Pero para eso se han planificado las plantillas que ha tenido el Atlético Baleares en todos estos años -de un nivel individual muy alto, de lo mejor que te puede ofrecer la categoría-, mientras que otros proyectos similares -como la UD Ibiza o el Andorra FC, ambos ya en Segunda División- les han adelantado por la derecha y han conseguido, en muy pocas campañas, lo que el club balear lleva persiguiendo más de una década.

Definitivamente, hay que catalogar como fracaso que en estos años no hayan pisado el fútbol profesional ni una temporada -aunque hayan estado muy cerca-, más aún cuando gran parte de los equipos de la categoría no pueden invertir ni la mitad de lo que han hecho ellos -básicamente, porque desaparecerían en cuestión de meses-. No es exagerado decir que, varios suplentes que ha tenido el Atlético Baleares serían pieza importante en la mayoría de los demás clubes.

Ahora, la nueva Primera Federación ha traído consigo un cambio importante con respecto a la ya histórica Segunda ‘B’: los campeones de ambos Grupos ascienden directamente. Esto, aplicado a la trayectoria del Atlético Baleares, hubiese supuesto tres ascensos de los blanquiazules a la categoría de plata -y una oportunidad para evitar la ‘maldición’ de los play-offs-.

Pero no es una tarea fácil, la Primera Federación es de las categorías más igualadas del fútbol español. Y es que, para ganarse el derecho a luchar para quedar primero, antes hay que asegurar un puesto en la promoción de ascenso. Algo que los blanquiazules -de nuevo, con una de las plantillas más potentes de la categoría-, rozaron, pero no consiguieron -por un punto de diferencia-. ¿Un nuevo fracaso, ahora por un único punto? Eso lo dejo a pensamiento de cada uno.

Y es que, si nos fijamos en la trayectoria clasificatoria del Atlético Baleares, existe cierto patrón por el cual después de una temporada en la que se lucha por los puestos de arriba, la siguiente se ‘naufraga’ por la media tabla. Cosa que se está repitiendo esta campaña.

Que los baleáricos están jugando con fuego es una realidad indudable hasta el momento. Casi rozando el ecuador de la temporada, el club no termina de arrancar -es de los equipos que más ha empatado- y oscila entre posiciones demasiado cercanas a los puestos de descenso.

Esto no debe ser motivo de alarma, porque queda metraje suficiente como para que el Baleares se vaya acercando a los puestos de arriba -teniendo en cuenta que el Grupo II es el más igualado esta campaña-, aunque la desventaja inicial pueda ser clave al final de temporada.

Seguramente, el no conseguir ni la promoción de ascenso la pasada campaña ha afectado a una plantilla diseñada para ascender. Pero el hecho de que varios de esos jugadores, la mayoría de grandísima calidad, como el caso de Dioni Villalba -el máximo goleador en activo de la tercera categoría-, continúen en la presente temporada es motivo suficiente como para asegurar un pronto punto de inflexión para el centenario club -que ya ha comenzado con la dimisión del entrenador Jordi Roger- que seguirá luchando para que su barco llegue a buen puerto.

Calidad sobra en esa plantilla, nuevamente reforzada con jugadores de la calidad que acostumbran los fichajes del Atlético Baleares. A los Dioni, Hugo Rodríguez, Canario, Víctor Pastrana, Olaortua o Miguel Ángel Cordero se les ha sumado, entre otros, Lucas de Vega -el ’10’ del Barça ‘B’ la pasada temporada-, la sorprendente promesa ‘Miguelete’, Kaxe, Adighibe, Laure -mítico del Dépor- o David Forniés. Por nombres, sorprende la posición que ocupan y lo que les está costando encontrar la clave para llevarse los partidos.

El tiempo aprieta cada vez más y el sueño de ascender parece desvanecerse un año más. Pero todo es posible en una clasificación tan apretada. El Andorra de Gerard Piqué ya demostró la temporada pasada que no todo acaba como parece a mitad de campaña. Ascendieron directamente cuando por estas fechas ocupaban puestos similares a los blanquiazules, haciendo una segunda vuelta de época. Nada está perdido, pero menos aún está ganado en un club con las exigencias tan altas como el Atlético Baleares.

Imagen principal: @atleticbalears.


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