La afición es la razón de ser del fútbol. Sin ella esto no sería más que unos cuantos tíos dando patadas a un balón. Es el elemento referente, pasional y motor de los equipos. Hay equipos con masas más grandes o pequeñas, pero solo unos pocos tienen la suerte de estar arropados por una afición fiel, capaz de llenar su estadio cada domingo y seguirlos a todas partes, hasta el fin del mundo si hace falta. Entre estos, en Córdoba pueden decir a viva voz que son una de ellas.

El ansiado y esperado ascenso del Córdoba CF a Primera RFEF ha vuelto a poner a las puertas de las categorías profesionales a un club histórico que, desde su última temporada en Segunda División, la 2018/2019, ha experimentado un camino más parecido al infierno que otra cosa, tocando fondo al final de la campaña 2020/2021.
Un decepcionante desempeño supuso que los cordobeses dejaran de tener opciones para regresar a Segunda División. Es más, las probabilidades de ocupar una de las plazas para la nueva Primera RFEF se fueron diluyendo poco a poco con el paso de las jornadas. Una catástrofe que puso broche a un fiasco de temporada con el llamativo descenso de los blanquiverdes a Segunda RFEF.

De esta manera, el Córdoba debutaba en las nuevas divisiones creadas por la Federación dos categorías por debajo de lo que aspiraban inicialmente. Todo ello en una etapa marcada por los problemas económicos y financieros que casi supusieron la desaparición del club. Una pesadilla en forma real para cualquier aficionado cordobesista.
Una afición está en las buenas y en las malas. Es fácil desentenderse cuando no salen las cosas, y más fácil es volver a subirse al barco cuando todo va bien. Yo a esas personas las llamo posturetas, y desgraciadamente abundan. El Córdoba estaba tocado, pero no hundido, y es la propia afición quien debía hacer fuerza para que el «pájaro» volviese a retomar el vuelo. Y no falló.
Estamos acostumbrados a ver imágenes de estadios ingleses y alemanes, de divisiones casi inéditas, a rebosar de aficionados, miles de ellos, sin exagerar. Siempre se ha tenido la visión de que este tipo de países son muy pasionales por este deporte, mientras que en España no lo somos tanto. Y cuando ves la asistencia media de ciertos estadios, los datos dan la razón.

Por ello , hay que destacar el poder que ha tenido la hinchada en la vuelta del Córdoba desde la cuarta división. Nada más y nada menos que 9200 abonados. Repito, cuarta división. Y es cierto que la cantidad de población que tiene la ciudad, además de la capacidad del estadio, posibilita conseguir estos números. Pero quién iba a imaginar el respaldo masivo que ha tenido el club en la que iba a ser la temporada en la categoría más baja de su historia. Es un mérito que reconocer por parte de los aficionados, y el equipo debe sentirse muy agradecido por ello.

Todo respaldo espera su respuesta en el campo. Y un gran apoyo no siempre supone conseguir tus objetivos. Que se lo digan al Deportivo con más de 20000 abonados en Primera RFEF, perdiendo la final de ascenso a Segunda División en su propio campo. Pero lo cierto es que el Córdoba ha sido un torbellino de principio a fin, reseñando una temporada prácticamente perfecta: ascenso a Primera RFEF como líderes de su grupo, campeones absolutos de la Segunda RFEF y vencedores de la Copa Federación -una competición que cuenta como título oficial-.
El Nuevo Arcángel ha disfrutado de más de 7000 aficionados de media en los partidos locales. Unos números que más de algún equipo en Segunda División desearía tener, algo que se dice pronto.
El proyecto del conjunto cordobés para la nueva campaña en Primera RFEF va más allá de consolidarse en la nueva categoría. Por historia y afición, deben apuntar más alto. Como dice su campaña de abonados «A por el segundo paso». Es decir, volver a Segunda.
Y a estas alturas de verano, todo parece marchar a un ritmo idóneo. El club ha mantenido en plantilla a gran parte del bloque que consiguió el ascenso, y que claramente se le quedaba pequeña la Segunda RFEF. Además, la dirección deportiva está rastreando el mercado muy bien con llegadas de futbolistas de nivel como Christian Carracedo (Linares Deportivo, 35 partidos, llegó a semifinales de play-off de ascenso) y el resonado Kike Márquez (Extremadura UD y Albacete Balompié, 35 partidos, ascenso a Segunda con los manchegos).
La ilusión de los cordobeses se hace notar ante una temporada clave que otorgará una nueva oportunidad a los blanquiverdes de volver a Segunda División, tras un par de temporadas cruzando un desierto indeseable para la grandeza de la entidad y su afición.
Ya son más de 11.000 abonados con los que cuenta el Córdoba en poco más de dos meses de campaña. Unas cifras que entran en el podio histórico de Primera RFEF, aunque apenas vaya a comenzar la segunda campaña en la historia de la categoría. Pero son dignas de mencionar, teniendo en cuenta la cantidad de equipos históricos que navegan en la división: Deportivo de la Coruña, Gimnástic de Tarragona, Alcorcón, Cultural Leonesa, Real Murcia, Alcoyano, Castellón, UD Logroñés y un larguísimo etcétera de grandes conjuntos.
Da gusto ver estadios llenos y aficiones unidas después de una desesperante etapa como ha sido la pandemia. Y que, durante un largo tiempo, casi parecía que no tenía fin, limitándonos de disfrutar tanto a nosotros como a jugadores de la magia del ánimo, el aliento y la pasión que transmite una afición. Un factor elemental de este deporte y que, por suerte, parece haberse recuperado.
Imagen principal: @CordobaCF_ofi.