Un mes después del comienzo de la Copa del Mundo, han sido 30 los equipos apeados de la misma. Los dos restantes, Argentina y Francia se jugarán su tercera estrella en un encuentro que promete ser apasionante. Ambos han sido los dos mejores equipos de todo el Mundial objetivamente. Eso está claro. Es por eso por lo que su participación en la final es más que merecida.

Las dos selecciones buscarán hacer historia el próximo domingo. Por un lado, la Argentina de Leo Messi quiere volver a ser campeona del Mundo 36 años después. Y lo quiere más que ningún otro país. Sólo hay que ver la inimaginable cifra de aficionados albicelestes que están en Qatar apoyando al equipo de Scaloni desde el primer día.

Una afición que se siente más orgullosa que nunca de sus jugadores y que ha visto como tras un primer encuentro de muchísimas dudas ante Arabia Saudí, (que se saldó con derrota) la selección argentina lo ha ganado absolutamente todo (México, Polonia, Australia, Países Bajos y Croacia).

Por el otro lado, se encuentra la Francia de Kylian Mbappé y compañía. Una Francia que, de ganar el domingo, lograría una gesta histórica para ellos, ganar dos Mundiales de forma consecutiva. Y es que los franceses, que ya vencieron en Rusia en 2018, han llegado a esta Copa del Mundo con la misma voracidad y convicción que tenían cuatro años atrás.

Ni con una enorme plaga de lesiones a sus espaldas (Kanté, Benzema, Kimpembe, Lucas Hernandez, Nkunku…) han conseguido derrotar en eliminatoria al equipo dirigido por Didier Deschamps.

El camino de los franceses ha sido similar al de los albicelestes. Dos victorias (Australia y Dinamarca) y una derrota en fase de grupos (Túnez), y tres victorias más ante Polonia (3-1), Inglaterra (2-1) y Marruecos (2-0).

La final del próximo 18 de diciembre no es un simple partido. Es el partido. El partido que puede marcar definitivamente la carrera de Leo Messi como el mejor futbolista de la historia del fútbol o el que puede acercar a Kylian Mbappé, no solo a su primer Balón de Oro, sino a la marca de tres títulos mundialistas con la que cuenta Pelé.

En definitiva, en 90 minutos (o 120) pueden pasar demasiadas cosas. Van a pasar, mejor dicho. Y lo que ocurra en ese encuentro cambiará la historia, el presente y el futuro del fútbol, sea justo o no.
Imagen principal: Edit José Manuel Calviño.