Argentina ya tiene su tercera estrella. La selección de Lionel Scaloni se hizo con la Copa del Mundo tras batir a Francia en una final que pasará a la historia del fútbol. Una final que nos dejó varios protagonistas destacados entre los que tenían que estar, como no podía ser de otra manera, Leo Messi y Kylian Mbappé. Ambos futbolistas brillaron con luz propia durante los 120 minutos de final, siendo el faro que guió a sus respectivos equipos.

En el caso de Leo, lo hizo anotando un doblete histórico en una final de un Mundial. Pero no sólo eso, sino que hizo jugar (como ya nos tiene acostumbrados) a la selección albiceleste durante todo el encuentro. Buena parte del repaso argentino sobre los franceses en prácticamente todo el partido fue gracias al 10 y a su interpretación del juego. Además, anotó su penalti en la tanda.

Kylian fue incluso más allá en términos numéricos, anotando ni más ni menos que un Hat Trick en el partido más importante de su carrera. Fue de largo el mejor del combinado francés y, a partir del minuto 80, fue absolutamente imparable para cada argentino que salía a su paso. El galo estuvo desatado y apareció cuando más tenía que aparecer. También marcó su penalti en la tanda.

Pero Leo Messi y Kylian Mbappé no fueron los únicos protagonistas de la noche. Otros dos que brillaron con luz propia fueron Emiliano Martínez y Ranald Kolo Muani. El primero de ellos, ‘El Dibu’, salvó a Argentina de la derrota con el tiempo más que cumplido (minuto 123), sacando un pie histórico ante el que fue, precisamente, el segundo mejor jugador francés del encuentro, el delantero Ranald Kolo Muani. Además, en los penaltis se hizo gigante y detuvo el lanzamiento de Coman, así como provocó que Tchouameni errara el suyo.

Volviendo a Kolo Muani. Su entrada cambió por completo el partido. Su altura, velocidad y corpulencia permitieron que Francia jugase a un fútbol mucho más directo y que gozara de unas ocasiones que no se entenderían sin su entrada al terreno de juego. Pudo convertirse en héroe nacional de haber aprovechado ese mano a mano en la última jugada de la final, pero el pie de Martínez evitó que Kolo Muani marcara el 4-3. Al menos anotó su lanzamiento desde los 11 metros en la tanda.

Pero si algo nos dejó la final del Mundial es que el fútbol siempre te da otra oportunidad. Y sino que se lo pregunten a Gonzalo Montiel. El futbolista del Sevilla FC saltó al terreno de juego para disputar la prórroga y darle más energía a su equipo. Con el marcador a favor de Argentina y a falta de tan sólo cuatro minutos para ser campeones del mundo, un disparo de Mbappé impactó en su brazo derecho, con lo que al árbitro no le quedo otra opción que señalar penalti. Un penalti que no desaprovechó el propio Mbappé.

Lejos de venirse abajo anímicamente, Montiel asumió la responsabilidad de ejecutar el cuarto penalti argentino. Casualidades de la vida, hicieron que tanto Coman como Tchouameni no acertaran desde el punto fatídico, por lo que si Montiel anotaba su disparo, Argentina era campeona del mundo. Y así fue. Con toda la sangre fría posible, Gonzalo Montiel engañó por completo a Lloris para desatar el júbilo de 46 millones de argentinos.

En resumen, está claro que lo que se vivió el pasado domingo ya es historia de este deporte y que tardaremos un tiempo en procesar todo lo que nos dejó la que para muchos ya es la mejor final de toda la historia de los mundiales.

Imagen principal: @Argentina.


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