La Primera Federación presenta un nivel altísimo entre los cancerberos de la competición: Jesús Ruiz –AD Alcorcón-, Vallejo –CD Eldense-, Mackay –Deportivo-, Alfonso Pastor –Castellón– o Gazzaniga –Racing de Ferrol– son algunos de los más relevantes esta temporada. Entre estos grandes jugadores destaca un nombre en una de las marcas más difíciles de conseguir para un guardameta. Hablamos de Lucas Anacker, el parapenaltis de la división de bronce.

En el mundo del fútbol la figura del portero es una pieza tan importante como sacrificada. Una posición clave en la que se exige el 100% en cada jugada, muchas veces con críticas caprichosas de cara a los goles encajados. Las penas máximas han sido una de las vías por las que muchos arqueros han conseguido la reconocida justicia a su rendimiento y Lucas Anacker reclama la atención de los focos por méritos propios.
Al contrario que los nombres dados en el primer párrafo, el jugador brasileño -nacido en 1996- no defiende los colores de uno de los clubes más potentes del curso. En la UE Cornellà han tenido la suerte de tener a uno de los mejores porteros de la categoría en sus filas, unos guantes que han conseguido salvar muchos resultados para un equipo que ha luchado por la permanencia en las dos temporadas desde la creación de la Primera RFEF.

El equipo de Gonzalo Riutort no goza de abundancia goleadora y sobrevive gracias al trabajo defensivo como principal virtud a base de rigor, fuerza y mucha contundencia. La importancia de un buen portero en un conjunto de estas limitadas características -pero que lucha mucho- es vital para alcanzar el objetivo mínimo. Lucas Anacker ha sobrellevado este papel con matrícula de honor en sendas campañas, simplemente espléndido.
Su envergadura no debe confundir a los extraños, su agilidad es de fuera de serie y su rápida capacidad de reacción lo hace parecer un gato de casi 190 centímetros con guantes. Me extrañaría que la Segunda División no llame a su puerta para darle una oportunidad. Al fin y al cabo, es uno de los nombres propios de la categoría en equipo que no destaca, pero con el que refleja una gran conexión con su afición. Los catalanes no podrían disponer de mejor portero, es ideal.

Los penaltis son su especialidad, siendo su récord de paradas muy superior al resto de cancerberos de la división. Lucas Anacker mantiene una dinámica impresionante, atrapando más de la mitad de las penas máximas recibidas. Un salvavidas de garantías para su equipo en un momento tan decisivo como un tiro desde los once metros. Los rivales dudan en celebrar antes de tiempo un penalti ante el Cornellà.
Los históricos registros del brasileño en Primera Federación recuerdan a los cosechados por su compatriota Diego Alves, el portero con más penaltis parados en Primera División -y seguramente, el mejor parapenaltis de la historia-. El veterano guardameta es uno de sus referentes a seguir, igual de carismático y con unos sorprendentes reflejos que evocan a su mejor momento en España.

La leyenda de Diego Alves ha encontrado un digno heredero en nuestro fútbol con la figura de Lucas Anacker. La esencia del legendario jugador, que dejó un rendimiento excelente tanto en Almería como en Valencia, es el arquetipo perfecto para definir a uno de los cancerberos más destacados del curso.
El guardameta del Cornellà es el alumno aventajado en una faceta que ha dado más puntos para su club que muchos delanteros. Una espectacular estadística que le permite tener el merecido reconocimiento a sus grandiosas actuaciones bajo balos y entrar en la historia de la categoría de bronce. Un porterazo con mayúsculas.
Imagen principal: @ue_cornella.