Llega el tramo más decisivo de la temporada y con ello las urgencias, especialmente las que tienen que ver con el descenso. En un curso en el que, por primera vez en mucho tiempo, hay hasta ocho equipos involucrados para ocupar dos plazas no deseadas (desde el RCD Mallorca, 12º, y dando por finiquitado al Elche), la pelea por conseguir la permanencia será apasionante hasta la última jornada. Y el desgaste que produce esta ya se ha cobrado varias víctimas en los banquillos en lo que llevamos de campaña.

Diego Martínez y Pacheta han sido los últimos en caer esta semana, con ambas destituciones anunciadas en el mismo día y con escasos minutos de diferencia. Decisiones para mí lógicas si analizamos las dinámicas de ambos técnicos esta temporada, tan inestables como peligrosas; pero discutibles en cuanto a ‘timing’, ya que se producen tras el último parón internacional del presente curso, fecha marcada en rojo como última oportunidad para reconducir cualquier crisis deportiva con la contratación de un nuevo entrenador que le permita contar con un mínimo margen de maniobra.

En el caso del técnico vigués, su cese se ha producido tras un papel decepcionante al frente de un Espanyol al que ha sido incapaz de dotar de una identidad propia que sí plasmó en el Granada, y por tener al conjunto perico en descenso a pesar de contar con varios jugadores en el plantel que, por nombres, deberían de haber sido capaces de conseguir una salvación holgada.

Precisamente por eso responsabilizo como el que más a Diego Martínez (un técnico muy de mi agrado), porque no ha sabido sacar el máximo potencial de la calidad individual con la que contaba en beneficio de un equipo que no se ha mostrado compacto en ningún momento. Y eso se paga.

En cuanto a Pacheta, creo que le ha pesado más su historial individual que la gravedad de la situación del Valladolid, que no es extrema. Recordemos que el técnico burgalés ya sufrió el descenso de la SD Huesca en la temporada 20/21 y, a juzgar por la dinámica de la presente campaña, en Valladolid han optado por prescindir de sus servicios.

Al contrario que el Espanyol (y con una plantilla inferior en cuanto a nombres), el Valladolid de Pahceta se ha caracterizado por ofrecer una propuesta propositiva y un fútbol vistoso y ofensivo que, eso sí, no ha logrado resultados extraordinarios que le permitan disfrutar de una posición más cómoda en la tabla. Ahora bien, también es cierto que el conjunto pucelano se reforzó de manera notable durante el mercado invernal con las incorporaciones destacadas de Cyle Larin y Darwin Machís, insuficientes para alejarse de una zona roja cada vez más comprimida.

En cuanto a otros involucrados en la pelea por evitar el descenso, sorprende la ‘supervivencia’ de Quique Sánchez Flores en el banquillo azulón hasta la fecha, gracias a la protección de un Ángel Torres que le tiene una confianza absoluta al técnico madrileño. Crédito que, por otro lado, veo totalmente justificado tras la remontada que protagonizó Quique para salvar al Getafe el curso pasado tras una primera vuelta desastrosa.

Escenario similar al de Javier Aguirre en el Mallorca, intratable en casa e incompetente a domicilio. No obstante, si mantiene la regularidad mostrada en su feudo, basada en la fortaleza defensiva y los goles de Muriqi a pase de Kang-in Lee, debería ser suficiente.

También creo que se salvará el Cádiz, ya que cuenta con una plantilla muy mejorada con respecto al curso anterior y se ha reforzado de manera notable en el mercado invernal. Pasará apuros hasta el final por las bajas entre sanciones y lesiones y las negligencias arbitrales, pero lo logrará. Si lo hizo el año pasado con un equipo infinitamente peor, no me entraría en la cabeza que cayese este año.

Sevilla y Valencia, dos grandes en apuros, sufrirán hasta el final (sobre todo el conjunto che), pero no creo que la historia termine en drama para ninguno de los dos. Tras la salida de Sampaoli y un claro grito de auxilio con la contratación de Mendilibar, el cuadro hispalense optará por lo básico pero efectivo para lograr los puntos necesarios. Sin florituras ni experimentos, un ‘Old School Style’ en toda regla basado en el fútbol control. Funcionará.

Por su parte, el Valencia de Rubén Baraja coqueteará aún más con la zona de descenso. Un equipo mal construido desde la base, carente de identidad propia, hundido a nivel institucional y con jugadores que no aguantan una presión asfixiante a la que no están acostumbrados. Mestalla empujará para arañar puntos de donde sea, pero aquí sí que habrá que sacar la calculadora hasta el final. Más que creer, quiero que el Valencia se salve.

Por último, el Almería de Rubi, recién ascendido y con una plantilla totalmente inexperta en Primera División, también ha comprado muchas papeletas desde agosto para regresar por la vía rápida a la categoría de plata. Todo lo que sea evitar el descenso será un éxito, pero tampoco creo que nadie se vaya a sorprender, ni mucho menos indignar, si acaban cayendo. Con un equipo tan limitado, sería lo normal.

Imagen principal: @GetafeCF.


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