Xavi ya lleva más de cien días en el Barça, aunque según él «parecen cien años«. El técnico dejó su cómoda vida en Qatar para volver a Barcelona y ocupar un banquillo en llamas tras el despido de Koeman. Tiene mérito. La inestabilidad en el club es palpable debido a los problemas económicos y, sobre todo, a la marcha de Messi.

Xavi sabía que venía a ser el escudo de la directiva. También sabía que le iban a llover críticas desde el minuto uno. Muchos esperaban el milagro, la mejoría inmediata y los buenos resultados en el menor tiempo posible. La realidad es que la situación en el Barça necesita su tiempo, dejando crecer tanto al equipo como a su entrenador.

Reconstrucción de ideas:

Siendo Xavi como jugador el máximo exponente del juego de posesión, cualquiera podría esperar que el Barça deambulara las áreas rivales con el balón en busca de un despiste del contrario. Nada más lejos de la realidad, su equipo está buscando ocasiones de ejecución rápida, aunque no siempre con la fortuna del gol. Más centros al área, más presencia de los interiores en el área y menos complicaciones en situaciones de ataque.

En los últimos años, la filosofía y el estilo han lastrado al equipo, condenado a un fútbol horizontal y soso a la espera de que Messi resolviera la papeleta. El que defienda este fútbol es que no ha visto jugar a los equipos de Guardiola. Tener la posesión es usarla con sentido, atacando el espacio y buscando la superioridad en ataque.

En estos primeros encuentros del equipo a los mandos de Xavi salta a la vista la actitud del equipo en la recuperación tras pérdida. Cuando el rival lo permite, atacan su salida de balón con una fuerte presión arriba. La actitud del equipo acompaña a esta presión, aunque la falta de solidez defensiva hace que paguen muy caro las ocasiones del rival.

Un aspecto a mejorar de Xavi en sus inicios en el fútbol de élite son los cambios durante el partido. Suele hacer buenos planteamientos iniciales, aprovechando bien los recursos disponibles. El partido contra el Atlético de Madrid es un claro ejemplo de esto, aprovechando la posición de Dani Alves y el emparejamiento de Adama con Mario Hermoso para crear peligro. Cuando los partidos se complican, Xavi se vuelve previsible y le falta improvisación para sacar adelante a su equipo.

Es lo que hay:

La frase de Koeman todavía resuena en esta temporada de transición en la que los jóvenes han salido al rescate. Aún así el Barça se ha conseguido reforzar en invierno, con la llegada de Ferran Torres, Adama Traoré, Aubameyang y Dani Alves, que también tiene su mérito. Todo lo que puedan aportar es bienvenido para el técnico culé, que refuerza sobre todo el ataque. Han mejorado lo que hay.

Con el objetivo de clasificarse para la Champions, el conjunto blaugrana no puede prescindir de ningún futbolista, ni siquiera de un Dembélé envuelto en polémica por su posible salida el próximo verano. El Camp Nou no perdona, pero actualmente puede ayudar con su desborde y Xavi ya ha dejado claro que va a contar con él mientras esté disponible. El mérito debe prevalecer.

Para conseguir resultados a corto plazo, debe primar el esfuerzo más que los galones. Si Luuk De Jong es efectivo de cara a puerta, debe tener más minutos que un Aubameyang lleno de incógnitas. Si Nico y Gavi dan más frescura al centro del campo que Frenkie de Jong, deben estar por encima de él. Si Dani Alves a sus 38 años es el mejor lateral derecho de la plantilla, debe jugar. Es simplemente cuestión de mérito, y eso debe tenerlo claro Xavi si quiere seguir mejorando.

Imagen principal: Twitter @FCBarcelona_es.


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