Los equipos españoles cada vez están perdiendo más competitividad en Europa, y eso es un hecho. Solo el Real Madrid representará a LaLiga en los cuartos de final de la Champions. La temporada pasada, Barça y Atlético cayeron en esa ronda. La anterior fue la del ridículo blaugrana en Anfield. Desde la Champions blanca de Kiev, ninguno de los nuestros ha dado la talla en la máxima competición continental. La Champions mide el nivel del fútbol de cada liga y la española, a cada año que pasa, sigue quedando más retratada. En diciembre advertimos de la caída estrepitosa en la producción anotadora. En marzo, con el regreso de las eliminatorias contra las grandes potencias de otros estilos europeos, el declive del fútbol español ha vuelto a quedar en evidencia, y la tendencia no parece cambiar a corto plazo.
No hace falta ver todos los partidos de la Premier para darse cuenta de la abismal diferencia física en el juego. Tampoco es que esto sea algo puramente contemporáneo, aunque cada vez se ha agrandado con más gravedad. La superioridad en este aspecto ha sido clara en las tres eliminatorias que han dejado en la cuneta a los clubes españoles: el PSG vacunó al Barça de la mano de Mbappé, a pesar del buen juego (aunque estéril de cara a gol) de los de Koeman en la vuelta; el Borussia Dortmund de Haaland se impuso al Sevilla en gran parte gracias a la exhibición del delantero noruego; el Chelsea arrasó al Atlético en todo momento de la serie.
No obstante, el físico no es el único denominador común de las tres eliminaciones. Se olvida otra que para mí es más importante y que muchos pasan por alto: el talento, o mejor dicho, la fuga de talento, que siempre viene de la mano del poder económico. Estas dos losas están haciendo mella en los resultados de los españoles cada vez que salen a Europa.

Sin ir más lejos, los tres recién ascendidos de la Premier (Leeds, Fulham y West Bromwich) se gastaron cerca de 160 millones de euros en el mercado de fichajes del pasado verano. En LaLiga Cádiz, Huesca y Elche, 20 entre los tres. Rodrigo dejó un equipo hasta entonces de Champions como el Valencia por uno que no jugaba en la Premier desde la 03/04 como el Leeds. Desembolsaron 30M por el delantero. El Arsenal pagó la cláusula de Thomas (50M) el último día de mercado y el Atlético se tuvo que conformar con uno de los descartes Gunners (Torreira) para suplir al mediocentro ghanés. El Real Madrid no fichó el pasado verano. Messi quiso abandonar el Barça (y LaLiga). James se marchó al Everton.
Falta físico, sí, pero eso siempre había sido así. Lo que de verdad escasea es talento de primer nivel y capacidad para comprarlo. LaLiga nunca dominó en Europa por el físico, sino por el talento. Ahora es superada en ambas facetas y los resultados en Champions, el barómetro por excelencia, no hacen más que reflejarlo cada temporada. Algo se está haciendo mal y conviene hacer una reflexión más profunda además de remitirnos al físico.