El Real Madrid acabó la 21-22 de la manera más placentera posible. Champions y título liguero en un año en el que, seguramente, no partían como favoritos para reinar en el continente europeo. Si a ello le sumamos que, a priori, uno de sus dos grandes valedores obtendrá el Balón de Oro: Benzema o Courtois; el éxito es rotundo.

Además, no hay que olvidar la victoria moral que supusieron las crisis deportivas (también institucionales) de Atlético de Madrid y Barcelona. Los máximos rivales allanaron el transcurso plácido del Real Madrid por el campeonato español.

Sin embargo, como prácticamente en todo, no hay tiempo para exceso de celebraciones. Una vez acaba la temporada toca planificar la siguiente con el objetivo de repetir o mejorar los números. Incluso, en ocasiones y, quizá, en este curso concreto la preparación comienza con antelación.

Se trata de una gestión que requiere de un conjunto de decisiones milimétricas, más aún si hablamos de un club como el Real Madrid: por historia, por repercusión mediática y por la obligación del rendimiento. Quién sale, quién entra; ¿qué necesita un equipo que ha alzado todos los grandes títulos posibles? En realidad, poco o nada. De hecho, el Real Madrid, con Florentino a la cabeza, ha pasado vagamente por el mercado. Tan sólo dos incorporaciones que responden a una oportunidad de mercado, la de Rüdiger; y a una apuesta de futuro con Tchouaméni.

Los blancos se han permitido el desembolso de 80 millones de euros por un único futbolista que llega para confeccionar la renovación de aquello que todavía funciona. En otras palabras, el Real Madrid considera que la plantilla vigente no necesita pluses. Es más, exigía soltar el lastre que poco a poco se ha marchado. Bien es cierto que los títulos y los datos avalan su posición. En la delantera, única zona sin refuerzos, la cuantía goleadora fue sobresaliente: Benzema 44 tantos, Vinicius 22, Asensio 12 y Rodrygo 9 dianas; un total de 87 goles.

No obstante, para entidades de tal calibre entran en juego diferentes factores externos que definen la valoración del plantel. En el caso del Real Madrid pueden observarse principalmente dos: la reestructuración de la competencia y el fichaje frustrado de Mbappé.

Sin duda, con el Barcelona recuperado y listo para pelear de nuevo LaLiga cambia todo. Antes no se visualizaba contendiente para el conjunto de Carlo Ancelotti y actualmente, por nombres e inversión, los blaugranas son los potenciales favoritos. Xavi obtiene sus peticiones y con Lewandowski quieren contrarrestar la figura de Benzema: jugador diferencial y solvencia goleadora.

Y es que hay que recordar la ‘Karim-dependencia’ que el Real Madrid sufrió la campaña pasada. Más allá de la eficacia anotadora, el peso del juego recaía sobre sus botas y el estado de ánimo del equipo variaba si el francés se encontraba o no en el césped. Entonces, ¿qué ocurre si las lesiones no respetan a Benzema? El Real Madrid tendrá un grave problema. Cualquier pinchazo se paga caro, y que tu estrella no cuente con un sustituto atrae riesgos.

Por otro lado, Mbappé. Kylian era el deseo del presidente y la parroquia blanca; aunque ¿una necesidad? Cuando muestras disposición a gastar más de 200M € por un futbolista es que sí. Una apuesta que cerró las puertas a otras extraordinarias opciones como Haaland o, a posteriori, Gabriel Jesús. Ahora, la negativa de Mbappé no debería condicionar la llegada de una pieza que complete el puzzle. Al contrario, el Real Madrid puede trazar un nuevo plan low cost que complemente a Benzema y ofrezca gol.

El tiempo pone a cada uno en su lugar, pero, reflexionando todos los elementos, a Ancelotti le falta algo más ante una temporada tan dura y diferente.

Imagen principal: Twitter @realmadrid.


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