Un comandante con mano dura que convierte a sus jugadores en soldados que se dejan la piel en el campo. Así es como se podría definir la ‘marca’ de Salva Ballesta como entrenador. Mostrando siempre su admiración hacia el Ejército español, el trabajo del nuevo técnico del San Fernando CDI refleja la disciplina, el orden y el luchar hasta el final, símbolos característicos de la propia milicia.

El exfutbolista de clubes como Sevilla FC, Valencia CF, Racing de Santander -con los que fue pichichi de Primera División en la 99/00-, Atlético de Madrid o Málaga CF, encara un nuevo reto que le ha hecho desembarcar en el conjunto isleño para subsanar el mal inicio de campaña que han tenido los gaditanos en el Grupo I de la Primera RFEF.

Salva Ballesta, uno de los delanteros españoles más ilustres en los primeros años de los 2000 -también quedó como máximo goleador de la competición en la 00/01 con el Atlético de Madrid en Segunda División-, aportará su experiencia como futbolista de élite a una plantilla que necesita urgentemente de un ‘capitán de navío’, pero no hay que olvidar sus ya conocidos trabajos como técnico.

El maño presenta una interesante trayectoria desde su debut en el filial del Málaga CF -incluso llegó a sonar para entrenar al primer equipo unas temporadas después- y su paso por Real Jaén y Móstoles en Tercera División. Aunque sus enfrentamientos con algunos miembros en los despachos propiciaron unas tempranas salidas de ambos conjuntos.

El carácter férreo de Salva Ballesta se suele asociar con aspectos negativos, que es un ‘chulo’ o un ‘prepotente’. Pero lo cierto es que el exfutbolista vive el fútbol con una pasión colosal. Solo hay que verle dirigiendo un partido, en el que poco le falta para saltar él mismo a un terreno de juego. Es de los que viven este deporte al máximo con un sentimiento de verdad. Faltan muchos así.

Así, el Algeciras CF, decidió arriesgar -en ese momento podría llegar a ser una apuesta insegura- y confiar en la disciplina y ‘garra’ de Salva Ballesta a mitad de la temporada 19/20.

Esto suponía la primera prueba del técnico en la categoría de bronce, aunque la pandemia frenó la evolución positiva de un equipo que intentaba escapar del descenso, consiguiendo victorias ante rivales muy superiores como Córdoba o Badajoz.

En muy pocas jornadas, se notó el trabajo realizado por el nuevo entrenador albirrojo. Había cambiado la cara del equipo por completo, aunque las limitaciones de la plantilla eran las que eran.

Tras salvar la categoría por consecuencia de la cancelación de la temporada por la emergencia sanitaria, la directiva confío en Ballesta para la campaña de reestructuración de la categoría -que daría a luz a la Primera RFEF al siguiente año-.

Las peculiaridades que tuvo el curso de reestructuración -con varias fases a disputar- suponían que cualquier equipo podría dar la sorpresa. La primera etapa de la competición, en la que se decidía el objetivo por el que iban a luchar los diferentes equipos en apenas 18 jornadas, era clave para el inmediato destino de los clubes. Era fascinar o morir.

En un impacable inicio de la primera fase, el Algeciras de Ballesta sorprendió a todos sin conocer la derrota hasta la novena jornada, con seis victorias consecutivas y dos empates. Esto supuso el ascenso meteórico de los andaluces hasta la parte alta de la tabla.

Con un rendimiento que sobrepasaba las expectativas iniciales de la plantilla, la mentalidad de Ballesta se trasladó por completo a los jugadores rojiblancos. Un equipo valiente que supo manejar a su antojo el que podríamos llamar «el otro fútbol».

El estilo del técnico no es que sea el más vistoso y divertido de ver, porque no lo es. Pero es muy eficaz a la hora de derrotar a rivales a priori bastantes superiores, siendo efectivos a la hora de anotar y desquiciar al equipo contrario. En boca de varios aficionados, Ballesta era «el comandante del equipo».

Así el Algeciras consiguió el derecho deportivo de optar por el ascenso a la categoría de plata, un sueño que no vivían los aficionados gaditanos desde 2004, y que sus altibajos entre Segunda ‘B’ y Tercera División presuponían una oportunidad de oro para volver al fútbol profesional.

Ya en una fase de la temporada con un rendimiento más irregular, el equipo de Salva se hizo con una plaza para los play-offs finales por los pelos. Tras deshacerse del UD Sanse en semifinales, el Algeciras se plantaba en la finalísima por el ascenso ante la Real Sociedad ‘B’ de Xabi Alonso, uno que dos años después entrena al Bayer Leverkusen.

En un encuentro agónico que se decidió en la prórroga por 2-1 a favor de los cachorros txuriurdines, finalizaba la que hasta ahora sería la etapa más exitosa de Salva Ballesta en los banquillos. Y todo gracias a la mentalidad que inculcó en el club albirrojo, más orgulloso que nunca por el rendimiento dado -aunque con la sensación de haber podido hacer historia-.

En un sorprendente giro de guión -y de propiedad- los nuevos dueños del Algeciras decidieron no renovar el contrato del exdelantero de la Selección española en la temporada de estreno en Primera RFEF.

Pero poco tuvo que esperar el técnico maño, ya que a principios de noviembre el UCAM Murcia le llamó para salvar los muebles de un club que había invertido en construir una plantilla que optaba por el ascenso a Segunda pero que más bien estaba escapando del descenso.

El destino es caprichoso y Ballesta debutó en el banquillo de la La Condomina con una victoria ante el propio Algeciras. Lo que parecía un rendimiento inmediato, la realidad es que con apenas 16 puntos en 16 partidos -casi el 46% de los puntos que tendría el UCAM a final de campaña-, el ‘efecto Ballesta’ no tuvo la misma repercusión que en su anterior club.

La inestabilidad deportiva del equipo supuso su destitución por José Manuel Aira, que no pudo evitar el descenso de los universitarios.

Ahora en el San Fernando, de nuevo como reemplazo -en este caso, de Nacho Castro-, el trabajo de Salva Ballesta ha recogido frutos de manera casi inmediata. Con una sorprendente victoria ante el Deportivo en el propio Riazor -en un partido que podría ser calcado a muchos de los que dirigió con el Algeciras-, el conjunto isleño ha transformado su imagen en la de un equipo con mucha fuerza, trabajo y disciplina capaz de emplear sus armas con eficacia ante cualquier rival.

Consiguiendo además algunas marcas que pueden ser claves para la permanencia de los azulillos en Primera RFEF -con el récord de jornadas consecutivas sin encajar del club-, el comienzo de la ‘era Salva’ pinta bastante bien. Más aún si consigue trasladar su espíritu combativo a los jugadores, que poco a poco se va reflejando cada vez más con el paso de las jornadas. Agregar también el desempeño de su cuerpo técnico que lo ha acompañado en estas temporadas como Juan Maraver, el segundo entrenador.

Si todo marcha tal y como se pudo ver en Algeciras -y como se está viendo en las primeras jornadas de Ballesta en el conjunto del Bahía Sur-, el San Fernando se puede convertir en un equipo muy molesto y con un físico incansable que conseguirá resultados sorprendentes ante rivales que podrían dar el partido como ganado antes de jugar.

En el fútbol nunca se puede asegurar nada. Pero si algo tiene la firma de Salva Ballesta, es la lucha hasta el último segundo de cada partido sin importar el marcador. Un esfuerzo titánico que el maño exigirá a sus nuevos jugadores y que conseguirá los aplausos de una orgullosa afición gaditana. Porque se puede perdonar que no tengas mucha calidad, pero no que no te dejes la piel en el campo. Y en eso, los equipos de Salva Ballesta son expertos.

Imagen principal: @SanFernando_CD.


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