Una larga travesía por el desierto:
Hace ya alguna temporada que LaLiga ha perdido el protagonismo a la que estaba acostumbrada. El estamento que gestiona los asuntos de todos los clubes profesionales no reconocía el hecho de que la competición estaba perdiendo el atractivo para los aficionados y para las empresas que requieren un retorno rápido de una inversión alta en un producto con un gran valor por la presencia de los mejores jugadores del mundo (hasta hace unas temporadas).
Bien es cierto que la temporada pasada y debido a la pandemia el retorno y los beneficios para LaLiga por la gestión audiovisual y publicitaria fueron mayores de los esperados. La publicidad era lo único que se veía en las gradas y las audiencias televisivas eran enormes.
Esta repercusión no llegó a los clubes en la cantidad suficiente como para cubrir las enormes pérdidas originadas por la ausencia de aficionados en los estadios y la no venta de merchandising. Eso le importó poco a LaLiga porque esa gestión la llevan directamente los clubes.
La salida del mejor jugador del mundo ha constatado que debajo de los pies del fútbol español lo que hay es arena fina, arenas de un desierto que hay que atravesar para llegar a la tierra prometida.
Y esa tierra prometida debe ser muy distinta a la que se ha secado y convertido en desierto. Messi ha sido el último de una larga lista a la que también se unieron este verano Ramos y Varanne.
Esta travesía debe servir para recapacitar sobre el modelo de explotación que el fútbol español debería tener. Y lo digo desde el más absoluto desconocimiento del tema. Lo digo porque hay ligas que han pasado por nuestra derecha de la nuestra a través de un modelo parecido.
La diferencia: el reparto de todo (beneficios y pérdidas) es más justo. Busquen y comparen la nuestra con las ligas con las que nos codeamos, o sea, Premier League, Bundesliga, Seria A.
En boca cerrada…
Hace un par de semanas Bartomeu solicitó públicamente la publicación de la auditoría ordenada por Laporta sobre la situación económica actual del F.C. Barcelona. Parecía ya olvidado Bartomeu. Creo que esperaba que la situación que finalmente reflejó la auditoría no fuera, y así atacar a Laporta por la gestión del caso Messi.
La comparecencia de Laporta el lunes pasado, cumpliendo el deseo de su predecesor, es un zasca en toda regla a su gestión. Supongo que Bartomeu ahora debe estar planteando la estrategia más adecuada para defenderse de unos datos que son abrumadores.

Laporta dibujó una situación de bancarrota, insostenible. Son muchas las moscas que Bartomeu debe sacar y son todas muy gordas.
LaLiga debe explicar por qué ha permitido esto. El primer auditor de los Clubes de primera y segunda es LaLiga, y parece que no ha cumplido con esta función.
La institución sin ánimo de lucro se ha convertido en cómplice por la pérdida de valor de las competiciones que dirige. La salida de Messi es el golpe más duro que ha recibido el fútbol español hasta ahora en su valor de mercado.
Perro ladrador…
La negativa de cuatro clubes profesionales (Oviedo, Athletic Club, Barça y Madrid) de aceptar el acuerdo con el fondo de inversión CVC ha desatado la ira de Tebas. Esta no ha ido dirigida a los cuatro; se ha focalizado en Florentino, una vez más.
Acuérdense de las declaraciones del máximo dirigente de LaLiga tras la fallida formación de la Superliga Europea. Tebas es el perro ladrador, se le ve venir y no muerde. Florentino es el perro tranquilo, guardián, el peligroso para el intruso, para el que quiere allanar la propiedad que cuida.
En ese acuerdo hay muchos detalles que no conocemos, y no sé cuáles son el detonante que han llevado a los cuatro a rechazarlo. Según Tebas, el porcentaje anual que el fondo iba a recibir durante esos cincuenta años era en función de los beneficios de los clubes, o al menos eso entendí en su explicación en rueda de prensa. Y este punto se me antoja imposible de aceptar por parte del Madrid. Tampoco por el F.C. Barcelona y Athletic Club.
Son los únicos clubes históricos que no son S.A.Ds. Son entidades deportivas sin ánimo de lucro lo que les obligan a reinvertir todos los beneficios en la mejora de la entidad. Son los únicos clubes profesionales que pertenecen a los socios y deben rendir cuentas a ellos.
Por supuesto que hay muchas más razones (Superliga en el caso del Madrid y Barça por ejemplo), pero si yo fuera socio de alguno de ellos no permitiría a los gestores de mi club que hicieran movimientos que lo pusieran en peligro.
Y alguno podría decir que precisamente es eso lo que han hecho las directivas cuando se implicaron en la Superliga Europea. Yo les diría que al final la UEFA tendrá que ceder parte de su poder y negociar una reestructuración de la mejor competición de clubes del mundo que contente a los que más generan.
La solución no es aumentar el número de clubes participantes, en un calendario ya saturado de partidos. En este tema, tanto Ceferín como Tebas acabarán mordiéndose la boca como todo perro ladrador.