Cuando al final de cada temporada los miembros de la International Board se reúnen para darle un nuevo giro a las reglas que rigen cualquier partido de fútbol, ya sea a modo de interpretación, como es el caso de las manos en este último tiempo, o modificando una norma para conseguir generar más espectáculo o incluso hacer trabajar a los entrenadores en nuevas formas y maneras de jugar, siempre se genera expectativas o incluso polémicas en torno a sus decisiones.

En el segundo supuesto, en el de la variación de una norma, recuerdo el cambio que hace dos temporadas se hizo de la número 16, que habla del saque de meta. Los defensas podían recibir dentro del área a partir de ese cambio. Entonces yo estaba entrenando en China. Allí las temporadas van por años naturales y las novedades normativas de la International Board se aplican a mitad de cada una de ellas.

Era el verano del 2019. Fue muy interesante apreciar la adaptación de los equipos y entrenadores. Me llamó mucho la atención como Roger Smith, entonces en el Beijin Guoan, colocaba a los centrales dentro del área y, en función de estos, al resto de compañeros por el terreno de juego para generar superioridades y aprovechar espacios. Para mí fue muy aleccionador.

Aquel primer día de la norma, mi compañero David Pirri y yo entrenábamos en las categorías inferiores del Shanghai Greenland Shenhua, rival del Guoan en ese primer día. Enfrente tenía a otro gran entrenador: Quique Sánchez Flores. Testigos de un gran partido táctico fuimos.

Entonces, supimos apreciar el cambio de una norma que cambió a su vez la forma de concebir el fútbol desde el mismo inicio de la jugada. El sentido que se le dio a la norma fue tan positivo que estuvo acorde al espíritu del modificación: mejorar el espectáculo.

Hace un par de semanas, la UEFA cambió una de las reglas que rige las competiciones que dependen de ella. En concreto, decidió eliminar el valor doble de los goles en campo contrario en caso de empate al final de las eliminatorias. También optó por retocar otros aspectos que tienen que ver con la posición que ocuparán los equipos en caso de empate a puntos en la clasificación en la fase de grupos de las distintas competiciones. Pero me interesa más la del valor doble del gol porque desde entonces aún no le he encontrado el sentido al cambio.

Veamos: he de decir que es una opinión personal y seguro que los dirigentes de la UEFA habrán motivado muy bien el sentido de este giro para no ir en contra del espíritu de cualquiera de ellos, pero el valor doble del gol en campo contrario en caso de empate hacía la eliminatoria más interesante desde el principio.

Ahora, con el cambio, se corre el riesgo de que el primer partido pierda algo de interés y que los equipos, sobre todo el que juegue el primer partido fuera, especule con el resultado, esperando resolver la eliminatoria en casa.

Es como cuando en unos cuartos de un Mundial o Eurocopa se enfrentan dos equipos de los llamados favoritos. Ambos, por el respeto, suelen jugar la primera mitad con el miedo a cometer errores y conceder así opciones al rival. En muchas ocasiones, esa primera parte pasa sin pena ni gloria.

Sí, es cierto que el equipo de casa tiene que exponer más en ese primer partido de la eliminatoria. Pero también lo hacía el equipo visitante porque el premio de conseguir un gol en campo contrario poco menos que decantaba la eliminatoria en un 70/30 para el equipo que salía con un gol marcado en el campo del rival en la ida. Esto me temo que se va a perder.

El sentido de un cambio en las normas que rigen una competición y en las Reglas del Juego del Fútbol no deben ir nunca en contra del espíritu de ese cambio, que no debería ser otro que el de mejorar el espectáculo. Creo que en este caso, el sentido es el contrario.


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