Un amigo que como yo trabaja en el mundo fútbol, tiene acuñada una frase en la que creo firmemente: Si en un club el mármol está limpio y en buen estado, seguro que el verde tendrá el mismo aspecto. El mármol es el símil que él usa para referirse a la zona noble de los clubes donde se ejecuta el plan director diseñado para cumplir los objetivos marcados por la propiedad o los dirigentes que igualmente residen en el mármol. Creo que todos sabemos a que se refiere con el verde.

Para firmar a Javi Gracia, Anil Murphy, presidente del Valencia C.F., con el consentimiento Peter Lim, tuvo poco menos que comprometerse con el entrenador en que la lucha del equipo estaría en los puestos altos de la tabla. Esto obligaba al club a mejorar una plantilla que no logró la clasificación para Europa la temporada anterior.

Javi es un entrenador reconocido con una trayectoria sólida que garantiza al club que le ficha un trabajo serio encaminado al cumplimiento de los objetivos marcados por el mismo. Así lo ha hecho en los clubes en los que estuvo. Supongo que la negociación tuvo lugar fechas antes de finalizar la liga pasada. Nadie, excepto los citados dirigentes, saben cuándo esas miras giraron hacia una postura mucho más austera. Si fue antes o después de la firma del entrenador.

El caso es que desde el principio Javi vio cómo mermaba el potencial de una plantilla de por sí ya limitado, sintiendo a su vez que el objetivo sería distinto debido a esto. En lugar de llegar fichajes que elevaran el nivel, salían jugadores que lo bajaban. Las quejas no se hicieron esperar por parte del entrenador, con amago de espantada incluida, y cesaron en el mismo momento en el que Javi se dio cuenta que no solucionaría nada con esta actitud y se centró en hacer su trabajo. Y bajo mi punto de vista lo ha conseguido.

Mientras el mármol mostraba una debilidad impropia de un club como el Valencia C.F., provocando la ira de los aficionados, Javi se centró en ser el líder que todo jugador espera de su entrenador. Desde la distancia, el Valencia puede o no ganar partidos, pero se ve que con sus carencias los jugadores forman un equipo que intenta representar sobre el verde lo que el entrenador les pide. Y trabajan dando todo por los colores, aunque sus dirigentes les quitara la opción de luchar por algo a lo que la entidad valencianista debe aspirar siempre por historia. Esto ha reforzado a Gracia como entrenador.

El domingo pasado, Javi fue destituido tras perder su Valencia en un emocionante y competido partido contra el todopoderoso F.C. Barcelona. El equipo nunca perdió la cara al encuentro. Y esto a falta de cuatro partidos, justo antes de sellar la permanencia. Me parece que el señor Lim actúa como el típico rico caprichoso y traicionero que, ante la consecución de un mérito perseguido por alguien dependiente de él, lo traiciona justo antes para que todos crean que ese empleado no es guía para el triunfo.

Creo que el Valencia alcanzará la permanencia con Voro en el banquillo, y este hecho no borrará el trabajo realizado ni el mérito labrado por Gracia a lo largo de estos nueve meses. Quizás Lim tuvo a lo largo de la temporada motivos para cesar a Javi, pero creo que a cuatro jornadas para el final el cese es innecesario e incluso peligroso. Si por malos demonios el equipo no ganara ninguno de los cuatro partidos, llegando incluso a suceder una catástrofe en forma de descenso, terminaría de romper un mármol de por sí ya bastante deteriorado y sucio.

En las antípodas, en el paraíso saborea la vida de entrenador Arrasate. El mármol del Club Atlético Osasuna quizás no sea de tanta calidad paro luce mucho más. Todos dentro de la estructura del club navarro saben lo que tienen que hacer, lo tienen meridianamente claro; y Arrasate desempeña su papel con maestría. Única y exclusivamente se preocupa de ser el líder que todo jugador espera de su entrenador. Tal y como Javi lo ha hecho en el Valencia.

Ahora, lograda la permanencia, toca disfrutar de lo que resta. Sin relajación, por supuesto, porque Jagoba será el primero en exigirse lo máximo, además uniendo al rendimiento la satisfacción del trabajo bien hecho, por parte tanto de los habitantes del mármol como de los habitantes del verde. Hasta la jornada 20, en la que el Osasuna gana al Granada y abandona los puestos de descenso para el resto de temporada, estoy seguro que desde el mármol los dirigentes han transmitido tranquilidad a los jugadores. Un sosiego que pocas veces ha transmitido la zona noble del Valencia en las dos últimas campañas.


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