Era cuestión de tiempo, pues en realidad simplemente se ha hecho oficial lo que estaba cantado desde diciembre: el Real Madrid se ha proclamado campeón de liga, su trigésimo quinto botín, con todas las de la ley.

Con una superioridad aplastante e insultante sobre el resto de contendientes. Con una temporada de ensueño, realmente hegemónica, en la que se ha paseado por cada uno de los campos de España hasta certificar lo que le pertenece por el imparable nivel que ha mostrado.

El Real Madrid ha culminado una temporada perfecta en la que no ha tenido rival. Ha liderado la clasificación con puño de hierro, con una distancia media de 10-15 puntos sobre lo más parecido que ha tenido a «perseguidores» y con una sucesión de victorias que, sumado a la incomparecencia (e incompetencia) de los llamados a disputar el título, ha resultado en un reinado autoritario por mérito propio y demérito ajeno.

El Real Madrid, campeón con todas las letras, ha perdido tres partidos en todo el curso. Tres partidos en 34 jornadas. Ahí es nada. Espanyol, Getafe y Barcelona son los únicos que han sido capaces de toserle una tarde. Lo demás, con pinchazos en forma de empates propios del desgaste de la acumulación de partidos, han quedado en mera anécdota por la incapacidad del resto por sumar dos triunfos seguidos.

Ancelotti ha regresado a lo grande, ha conquistado el único campeonato nacional de las cinco grandes ligas que le faltaba, y ha confeccionado un equipo ganador, vertical, goleador, efectivo y comprometido, que ha sustentado sus triunfos en las áreas, con creatividad y genio entre medias, con el que ha culminado una obra de arte futbolística avalada por la regularidad que exige ganar un torneo de nueve meses.

Courtois, el mejor portero del momento, ha atajado los pequeños atisbos de crisis que han aparecido por el camino con la agilidad y reflejos del guardián que todo campeón necesita; Modric, eterno genio del balón, no ha parado de construir fútbol cada fin de semana; Vinicius, driblador nato, ahora también sabe definir; Rodrygo y Camavinga, presente y futuro, tienen potencial para reinar de blanco la próxima década; Benzema, la máxima expresión del fútbol esta temporada, ha consolidado su candidatura hacia un Balón de Oro que le pertenece.

El Real Madrid ha coronado una liga perfecta, teñida de blanco de principio a fin y con la dificultad que conlleva no fallar bajo ninguna circunstancia. El Real Madrid, y Ancelotti, han retomado la fusión ganadora del pasado con la que, ahora sí, han saldado la única cuenta pendiente del técnico italiano en su primera etapa de blanco y bajo la conquista del título más difícil de levantar.

El Real Madrid es campeón de liga, la liga de Ancelotti, con una hegemonía aplastante e insultante.

Imagen principal: Edit José Manuel Calviño.


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