Es difícil de explicar todo lo que está ocurriendo en el Córdoba CF. Es incomprensible cómo un equipo que estaba siendo el favorito para ascender de forma directa se haya convertido en el peor conjunto del 2023. La posibilidad de jugar la promoción se diluye en el horizonte ante una afición verdiblanca que ha pasado de la ilusión a la más profunda decepción en una imperdonable debacle.

Todos nos preguntamos cómo se puede echar a perder una situación tan favorable en apenas unos meses. Lo cierto es que en el Córdoba han fallado demasiadas cosas desde el señalado mes de diciembre, tanto dentro como fuera del campo. Son numerosos factores los que han conducido al fiasco capital de un equipo que iba lanzado hacia la Segunda División, pero sigue habiendo muchas preguntas sin respuesta.
En el fútbol, estamos acostumbrados a achacar el fracaso a una única entidad. Sin embargo, esto no es cuestión ni de una ni de dos personas. Germán Crespo ha sido la cabeza de turco visible de un Nuevo Arcángel que ha sufrido una estrepitosa caída libre desde un punto de inflexión común: la victoria ante el Pontevedra en la jornada 15, el último destello de un Córdoba que demostraba ser imparable.

Los verdiblancos marchaban holgadamente primeros y mostrando un ritmo competitivamente superlativo. La distancia de puntos sobre el segundo clasificado era considerable, pero ni de lejos definitiva. El ascenso directo parecía la verdadera lucha de una de las plantillas más caras de Primera Federación que dejaba presumiblemente encarrilado el objetivo mínimo de la promoción. Es que eran claros candidatos para subir de categoría pese a que algunos contemplaran inviable un nuevo salto por ser ‘recién ascendidos’.
Desde aquel entonces, el idilio cordobesista se ha transformado en una impresentable trayectoria alargada hasta el final de campaña. Aunque las matemáticas sean el único fortín de un equipo que sigue vivo en la lucha, la realidad es que sería un milagro que el Córdoba alcanzara los puestos de playoffs. La trayectoria reciente no invita al optimismo en un ensayo vergonzoso de cómo cargarse un proyecto ganador que en 2023 presenta números de descenso.

La destitución de Crespo llegó muy tarde en un claro exceso de confianza por parte de una cúpula directiva que ha hecho gala de una nefasta y deficiente gestión deportiva ante el magnífico inicio de campaña. El tiempo ha demostrado que el técnico granadino no ha sido la fuente de todos los problemas, aunque tuvo margen más que suficiente para solventar una situación que se le escapó de las manos.

La propiedad ha terminado perdiendo todo el crédito posible. Son claros culpables de asentar el malestar en un vestuario ya de por sí no muy cohesionado a través renovaciones precipitadas, ‘amiguismos’ y acusación pública de jugadores. Una bomba de relojería que explotó en el mercado de invierno y cuyas cenizas queman hasta el día de hoy.
Con Manuel Mosquera ha quedado claro que el equipo sigue sin dar el nivel en un supuesto golpe de efecto que se ha reflejado en un efímero espejismo que ni llegó a ser. Tampoco se podía esperar mucho de una plantilla con un potencial enorme que parece haber dado por terminada la temporada ante la inminente catástrofe. Y, sinceramente, sin demostrar mayor interés de luchar hasta el final -o eso se percata desde fuera- como sí lo harán otros equipos en la contienda como Linares, Unionistas o Celta B.

Que los verdiblancos suban o no este año es una cuestión que ya ha quedado atrás. Lo realmente triste es cómo la situación ha roto con uno de los patrimonios más importantes del club: la conexión entre jugadores y afición. Una hinchada que ha demostrado ser de superior categoría desde el minuto uno de la pretemporada y que ha dicho «basta ya» ante las incesantes faltas de respeto hacia el escudo. Porque sí, no sudar la camiseta es lo peor que puede hacer un futbolista, tenga el caché que tenga.
En Córdoba se avecinan tiempos de reflexión y, por el bien de ellos, de muchos cambios. Ha quedado claro que señalar a una única persona -Crespo- como culpable de una desastrosa temporada ha sido un error intachable. Todos tienen su porción de pecado en la ridícula pérdida de una oportunidad de oro de volver al fútbol profesional, menos una histórica afición.
Imagen principal: @CordobaCF_ofi.