El rendimiento de los Memphis Grizzlies durante la presente temporada ha confirmado que tienen una plantilla bien construida y con mucho potencial además de joven. Actualmente son el segundo equipo del oeste en cuanto a récord, ya están clasificados para los playoffs y, si todo sale acorde a su plan, tienen altas posibilidades de lograr un buen resultado en postemporada.

El buen juego de los Jaren Jackson Jr, Desmond Bane, Santi Aldama y Dillon Brooks como escuderos de Ja Morant ha resultado en una fórmula extremadamente efectiva para uno de los equipos más jóvenes de toda la liga, que con una edad promedio ligeramente por encima de los 24 años solo parece estar empezando.

Después de caer ante los a la postre campeones Golden State Warriors en las finales de conferencia del pasado curso, los Grizzlies buscan dar un paso adelante de cara a convertirse en serios candidatos al anillo. Sin embargo, no todo han sido alegrías en Tennessee.

Lo bueno de su temporada en la pista contrasta con todos los incidentes ocurridos fuera de ella. Desde armas de fuego hasta trash talking no correspondido, los de Taylor Jenkins han logrado convertirse en el equipo más odiado de la liga.

El líder de la camada, Ja Morant:  

En lo baloncestístico, de Ja Morant se pueden destacar muchos aspectos positivos. El ex de Murray State registra 27 puntos y más de 8 asistencias de promedio en la que es tan solo su cuarta temporada en la NBA, está liderando a su equipo a una posición privilegiada en el ranking de la conferencia oeste y ha logrado su segunda aparición en un All-Star sin haber cumplido aún los 24 años.

El base es ya considerado una superestrella y será una de las caras de la liga a futuro si así lo decide. Una afirmación semejante puede resultar llamativa a primera vista, pero cualquiera que lo haya seguido de cerca los últimos meses sabe por dónde van los tiros (nunca mejor dicho).

El 12 de los Grizzlies se ha visto envuelto en una espiral de negatividad propia del famoso juego GTA V, prácticamente la vida de un gánster. Se le ha acusado de una agresión física a un menor, se le ha visto gastar enormes sumas de dinero en clubs de striptease y, lo que es más grave, le salpican varias polémicas relacionadas con la exhibición de armas de fuego.

En contra de lo que cabría esperar, esta serie de comportamientos no se deben a la educación del jugador, ya que se formó en una escuela privada lejos de la calle y de ambientes similares a los que hoy en día frecuenta. Si actualmente se mete en problemas es porque se los está buscando él mismo. Da la sensación de que la joven estrella está buscando a toda costa echar a perder la oportunidad de ser uno de los mejores jugadores del mundo.

De momento se ha ganado varias reprimendas desde la opinión pública y suma múltiples partidos perdidos por sanciones impuestas desde la liga. Sin lugar a duda ha perjudicado a su equipo, aunque más en el ámbito deportivo que en cuanto a la visión del combinado por parte de los aficionados. El artífice a la hora de deteriorar la imagen de la franquicia ha sido otro.

Dillon Brooks y la no dinastía de los Grizzlies:

Para hablar de dinastía hay que haber ganado algo, no vale con creerte que lo vas a hacer. Alguien debería haberle dicho esto a Dillon Brooks antes de autoproclamar a los de Tennessee como una tan pronto como mayo del año pasado.

Tal acto de arrogancia junto a otros incidentes han provocado que se hable mucho del canadiense en los últimos meses, aunque rara vez es por algo positivo o exento de polémica. Si bien es cierto que el cuarto en discordia de los de Memphis les está aportando más de 14 puntos por noche, también lidera la NBA en faltas técnicas esta temporada (18 a estas alturas), habla demasiado en la entrevistas postpartido y ha sido protagonista de algunas jugadas defensivas que rozan la ilegalidad y solo pueden ser catalogadas como sucias.

Brooks se ha convertido en un jugador poco querido y respetado, tanto por los aficionados como por sus rivales. Encontronazos como los que ha tenido con Draymond Green y Donovan Mitchell dejan claro que disfruta de la confrontación. De cierta forma, sus malos hábitos han repercutido directamente en su equipo, que ha empezado una «rivalidad inexistente» (e innecesaria) con los Warriors de la que, hasta ahora, no han salido bien parados.

La realidad es que la mayoría de equipos le tienen ganas a los Grizzlies, algo peligroso viendo lo afiladas que tienen las garras los de Memphis. De que los oseznos sepan controlar su temperamento dependerá gran parte de su éxito durante esta y las próximas temporadas.

Imagen principal: @memgrizz.


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