Tras rescindir con el Manchester United, Cristiano Ronaldo ficha por el Al-Nassr de la Liga Saudí. Este paso en su carrera significa dejar la élite del fútbol después de haber sido suplente con su club y su selección en partidos importantes. Firma hasta 2025 con un sueldo anual de 200 millones de euros.

El ego que un día le impulsó a ser un goleador voraz capaz de ganarlo todo, ahora le arrastra al fracaso futbolístico. Por no poder asumir el momento de su carrera en el que se encontraba y elegir mejor sus equipos, acabó en un bucle de suplencias y malos números a los que no nos tenía acostumbrados.

Es un golpe bajo que tiene su momento culmen en el Mundial de Qatar, siendo suplente con su selección y acabando el torneo con una dolorosa eliminación frente a Marruecos. Ver cómo Messi era capaz de alzar la copa del mundo con su país tampoco ayudaría mucho.
Estando en el Real Madrid en su mejor momento después de haber ganado tres Champions League seguidas, el ego le jugó una mala pasada y decidió afrontar un nuevo reto que nadie le había exigido. La Juventus acogía al luso y le pedía que trajera la Copa de Europa a sus vitrinas. Algo que no pasó. La situación en Turín no hizo más que empeorar y Cristiano pidió el traspaso. El palmarés en Italia fue pobre, con algún que otro campeonato doméstico.

Segundas partes nunca fueron buenas:
Muchas fueron las puertas que se le cerraron a Ronaldo en ese momento, pero el Manchester United, a pesar de no tener necesidades en la delantera, apostó por el regreso del jugador que se hizo grande en Manchester. En su segunda temporada en el club inglés, el United contrató a Ten Hag y este, con el propósito de conseguir resultados, optó por dejar a Cristiano en el banquillo.

Esta suplencia se explica por la poca intensidad que el portugués pone en la presión sin balón, algo crucial en el juego del técnico holandés. Esto provocó otra solicitud de traspaso para poder jugar la Champions League, su competición fetiche. La realidad que se encontró en el mercado fue desoladora y muchos clubes no dudaban en cerrarle la puerta.
Con 37 años su rol ha cambiado mucho, siendo un gran rematador pero sin aportar en el juego sin balón del equipo. Es un paso duro pero necesario en su carrera. Apartar el ego no le habrá sido fácil, pero asumir su edad y rendimiento es el primer paso.
En Arabia Saudita tendrá la oportunidad de ensanchar su cifra goleadora y quizá dejar una imagen de su retiro más digna que en los banquillos de la Premier League.
Imagen principal: @ManUtd.