El nuevo fracaso de España en la fase final de un torneo importante, otro más para la colección, ha puesto fin a la etapa de Luis Enrique como seleccionador nacional.

Una etapa para muchos, entre los que ni mucho menos me incluyo, llena de éxitos intangibles. Un periodo de transición que ya está cerca de alcanzar una década hacia la eterna promesa del resurgir bajo la nueva juventud, con idénticos resultados patéticos, en el que no se ha avanzado nada.

Otro ciclo quemado marcado por la involución de nuestra selección en el que ha imperado la insistencia en un único modelo de juego, la falta de recursos y de capacidad de respuesta ante cerrojazos, y la constante llamada de jugadores adeptos para no causar líos.

En ELXIIDEAL estoy rodeado de miembros del club de fans de Luis Enrique. Compañeros que comparten su visión, la respaldan en esta casa, y que por supuesto respeto, aunque no comparto en absoluto.

Después estoy yo, que en ningún momento he creído en el planteamiento futbolístico del seleccionador durante su etapa en el cargo, como he ido argumentando en tertulias y artículos.

Y soy el primero al que le duele y mucho ver a nuestra selección caer, porque es mi equipo, aunque no forme parte del clan del apoyo irracional bajo cualquier circunstancia. Mi respaldo, mientras no concuerde con la gestión de nuestra selección, será únicamente emocional.

Luis Enrique me parece un entrenador magnífico, que me ha decepcionado muchísimo al frente de la selección por su cabezonería desmedida hacia un planteamiento abocado al desastre. Y sólo hay que ver su paso por el FC Barcelona, por ejemplo, para fortalecer este argumento.

Un Barça en el que Luis Enrique potenció la base del ‘Tiki-Taka’ más admirado y exitoso de la historia, el de Guardiola, para perfilarlo hacia un equipo dominador a la par que vertical con el que lo ganó casi todo. Yo admiré ese fútbol, porque tenía un sentido.

En cambio, y por más que lo intente, no le encuentro el sentido a sus decisiones y gestión al frente de la selección. No entiendo que fuerce a un portero limitado con los pies, a intentar sacarla jugada incluso bajo presión del rival; no entiendo que no lleve a un solo central de verdad, que aparte de jugar muy bien, sepa defender adecuadamente; tampoco entiendo la insistencia en la crónica titularidad de Busquets, con remplazo claro en nuestra liga (Zubimendi), ni la ausencia de nuestros mejores interiores del momento (Mikel Merino, Brais Méndez y Canales); ni comparto prescindir de delanteros con gol (Aspas y Borja Iglesias) que podrían haber aportado mucho. Y todo esto ya lo argumenté cuando anunció una convocatoria que yo hubiese cambiado de forma radical.

Y en cuanto a planteamiento, tampoco entiendo la insistencia del pase, pase, pase, pase (sin sentido), en lugar de buscar otras alternativas de juego más directas, y posiblemente eficaces. Aunque claro, con esa precaria convocatoria, las alternativas tampoco estaban con nosotros.

Y ya para terminar, y sin que ni mucho menos haya repercutido en el pésimo desenlace deportivo, tampoco entiendo que un seleccionador se ponga a ‘stremear’ mientras se está jugando un partido de la competición en la que él mismo participa, por mucho que luego pueda verlo repetido cuando quiera en clave análisis. A mí sigue sin parecerme normal, aunque el club de fans de Luis Enrique se empeñe en tacharnos de locos.

Desde que tocamos fondo en 2014, España no ha evolucionado nada en las fases finales. Y el único momento en el que de verdad volvimos a ser buenos y competitivos, y candidatos a ganar, fue con Lopetegui, hasta que todo se estropeó y tiramos un Mundial a la basura. Igual de desperdiciado que el de ahora.

No me parece que Luis Enrique tenga ningún mérito de nada, ni que haya hecho bien su trabajo. Sé que muchos se agarran a su cuadro manipulado de las fases finales de la Nations League y las semifinales de la Eurocopa, pasando en prórrogas y penaltis, y como segundos de grupo, contra rivales todos ellos inferiores. También a clasificarnos para un Mundial, como si eso no fuese obligatorio o como si tuviéramos que aplaudir lo ordinario.

La realidad es que en este Mundial hemos ganado un partido de cuatro ante Costa Rica, Alemania, Japón y Marruecos, y en la Eurocopa sólo a Eslovaquia en 90 minutos. Ya siento obviar la prestigiosa Nations League. La realidad es que estamos muy lejos de las selecciones de máximo nivel.

Y mi opinión es que Luis Enrique no ha aportado absolutamente nada durante su paso por la selección. Que pase el siguiente.

Imagen principal: @SEFutbol.


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