Podemos decir que la NBA es la mejor liga del mundo en lo que a baloncesto se refiere. Si hay algo bueno que tiene, es que por ella han pasado muchos grandes jugadores como pueden ser Michael Jordan o LeBron James. Esto también tiene sus puntos negativos, ya que al haber contado con tan buenos jugadores, existe una necesidad enorme por ganar un anillo para ser recordado como uno de los mejores de la historia. Este es el caso de James Harden.
James Harden entraba en la NBA en el draft de 2009 y fue escogido en 3ª posición por los Thunder. Desde un primer momento, el escolta californiano ya se mostraba como lo que era: un jugador con una gran capacidad anotadora, pero con una defensa bastante pasiva.

A pesar de esto, no consiguió consolidarse como titular al lado de Russell Westbrook y Kevin Durant, pero sí que se estableció como jugador saliendo desde el banquillo. Esto le llevó a ganar el premio al 6º hombre del año en el año en 2012.
Sin embargo, ese mismo verano de 2012, Harden decidiría abandonar su equipo para convertirse en el jugador franquicia de los Houston Rockets. En el equipo tejano, La Barba conseguiría sacar su mejor versión y consolidarse como una de las grandes superestrellas de la liga.
Llegó a tal nivel que allí consiguió ser el máximo anotador de la temporada durante tres campañas consecutivas (desde 2017 hasta 2020). En Houston se consolidó como uno de los mayores talentos ofensivos de la historia de liga, batiendo récords y firmando números escandalosos: único jugador en la historia en meterle 30 puntos a cada equipo en una única temporada o anotar durante 32 partidos consecutivos más de 30 puntos (promediando en esta racha 41.1 puntos por partido), entre otros.

Harden alcanzó la excelencia en estos Rockets, lo que le ha llevado a conseguir el MVP de la temporada en el año 2018 y quedarse a las puertas el año siguiente, dejando una marca anotadora histórica de 36.1 puntos por partido (la mayor desde los 37.1 de Jordan).
Además, Harden se ha consolidado como uno de los mejores tiradores de todos los tiempos desde la línea de tres puntos, llegando a convertirse así en el tercer máximo triplista de la historia de la liga, sólo superado por Curry y Ray Allen (al cual acabará superando para colocarse en el segundo lugar).
La superioridad de La Barba en ataque ha sido tal, que ha influido en toda la NBA y en jugadores que han ido aparecido a posteriori en la liga. Esto se puede ver reflejado en su movimiento más letal, el step-back, el cual era indefendible hasta para grandes jugadores defensivos. Luego han llegado a la NBA jugadores como Luka Doncic que utilizan mucho este movimiento.

Pero todo esto no es suficiente, ya que, como mencioné al inicio del artículo, aquí, si no ganas, no eres nadie. Si no logras el anillo, serás un gran jugador como muchos ha habido a lo largo de la historia. Y es que esto es algo por lo que Harden ha sido criticado mucho a lo largo de su trayectoria: el descenso de su rendimiento en los playoffs, a pesar de haber tenido grandes partidos de más de 40 puntos.
Aunque ha marcado una época como jugador, la profesionalidad de Harden siempre ha sido muy criticada por aficionados y prensa. Esto se debe a que desde sus últimos partidos en Houston, no se cuidaba mucho físicamente para forzar el traspaso y era más fácil verlo en clubs de striptease que en la cancha.
Ante esto, los Rockets deciden traspasarlo a los Nets. Allí se forma un “big three” histórico en cuanto a talento ofensivo: Kevin Durant, Kyrie Irving y el propio James Harden. Ante esta acumulación de estrellas, Harden decide dar un paso atrás y ejercer un rol no tanto como anotador, sino como base creador y asistente del equipo. La exigencia de ganar ha convertido al mejor anotador de la NBA en uno de los mejores bases asistentes de la liga.

Aunque el proyecto en Brooklyn no llegó a funcionar por las lesiones y tensiones dentro del vestuario, Harden no se rinde. Tras un año en New York, se va a los 76ers para formar con Embiid una de las parejas más completas de la liga.
En Philadelphia, Harden sigue con su rol de asistente, ya que el de anotador recae sobre Joel Embiid, que es el jugador franquicia del equipo. Aunque sí que es cierto que el talento es algo que nunca se pierde y, por lo tanto, si el equipo necesita canastas, La Barba estará ahí para anotar.
El nivel de complementariedad de Embiid y Harden es muy alto. Esto se ha podido reflejar al final de esta campaña, cuando el pívot recibió el título a máximo anotador de la temporada y Harden, el de máximo asistente de la misma.
Sin duda alguna, esta temporada será determinante para el escolta, puesto que cumplirá 34 años este verano y quién sabe si podrá ser su última temporada con opciones reales de ganar su ansiado anillo.
Lo que sí sabemos de James es que es un jugador muy inteligente y que siempre se ha sabido adaptar a lo que su equipo necesita (aunque en el pasado haya pecado varias veces de cierto egoísmo). Por lo tanto, intentará con todas sus fuerzas conseguir el anillo y poder poner así la guinda a una gran carrera, callando todas las bocas que lo han criticado desde siempre.
Imagen principal: @sixers.