Si a muchos nos hubiesen preguntado a principios de temporada, hubiésemos dicho que los Thunder encaraban un año de transición en el que seguir reuniendo talento para completar la reconstrucción que comenzaron en 2019. De haber sido así, la equivocación habría sido grotesca y una falta de respeto a una franquicia que pelea por puestos de play-in (y, en función de cómo se den los resultados, hasta de clasificación directa a playoffs) en los últimos coletazos del curso.

Desde un inicio, el año se antojaba complicado para los tejanos, que perdían para toda la temporada al número dos del pasado draft, Chet Holmgren. Sin la expectación de ver jugar al “unicornio” llegado desde la Universidad de Gonzaga, no eran muchos los que se mostraban impacientes por ver jugar a OKC, especialmente por las previsiones de tanking que se le atribuían a la franquicia.

Sin embargo, los Thunder han sabido romper con el guion que se les adjudicaba en pretemporada, logrando mantenerse alrededor del 50% de partidos ganados a estas alturas de la regular season. En gran parte, este éxito ha sido posible gracias al rendimiento de su jovencísimo núcleo de plantilla que, liderado por Shai Gilgeous-Alexander, promete baloncesto de muchos quilates a corto, medio y largo plazo.

Por si fuese poco, la cosa no se queda ahí, sino que este año es sólo el principio. Además del retorno a las pistas de Holmgren el año que viene, OKC cuenta con 34 elecciones (entre primera y segunda ronda) para los próximos siete drafts, una masterclass de GM impartida por Sam Presti que puede resultar en la tormenta perfecta en tan sólo unos años.

El líder de los Thunder, SGA:

Desde su elección en el draft de 2018, Shai Gilgeous-Alexander no ha parado de progresar. Si bien esto se puede atribuir al contexto de OKC de los últimos años, la mejora del exterior canadiense es una de las más claras y continuadas de toda la NBA en tiempos recientes. Sin embargo, no ha sido hasta este año cuando el líder de los tejanos se ha confirmado como una de las caras de la liga a futuro, una estrella consagrada.

Las cifras lo dejan todo muy claro, casi 32 puntos, 6 asistencias, 5 rebotes y 2 robos por noche conforman una línea estadística monstruosa que, acompañada de un incremento en cuanto a eficiencia (a pesar de un aumento en el volumen de lanzamientos), le han abierto las puertas a su primer partido de las estrellas y al club de los mejores anotadores de la NBA.

Un backcourt sin límites en su potencial:

Más allá de un claro jugador franquicia, como es el caso de Shai, los Thunder cuentan con piezas complementarias muy interesantes en su plantilla. Una de ellas es el australiano Josh Giddey, compañero de backcourt del canadiense y, probablemente, uno de los jugadores más polivalentes de toda la liga.

A pesar de su planta (2,03 m), Giddey cuenta con capacidades de organización envidiables, registrando más de seis asistencias por partido en los dos años que ha jugado en la liga. Además, no es un jugador unidimensional en ataque que se limita a pasar el balón, sino que, especialmente durante el presente curso, se ha mostrado también agresivo de cara a canasta.

El escolta intenta casi 15 tiros cada partido (3 más que la temporada pasada) y presenta una gran mejoría (un 6% más de acierto) en la que seguramente es su mayor debilidad, el lanzamiento exterior. También es un capaz reboteador con casi ocho capturas de promedio, aunque la falta de una figura dominante en la posición de pívot para los Thunder puede tener que ver en lo elevado de la cifra.

En resumidas cuentas, se trata de un jugador comodín que aporta un poco de todo al equipo en el apartado ofensivo (sus capacidades defensivas no sobresalen de la media), y que puede servir de complemento a varias estrellas en un futuro si es que no acaba por convertirse en una.

Sam Presti, buenas decisiones y poco éxito para los Thunder:

Desde su contratación en 2007 (cuando los Oklahoma City Thunder aún eran los Supersonics de Seattle), Sam Presti se ha ganado el reconocimiento de la liga como un grandísimo GM. Es cierto que es responsable de algunos movimientos cuestionables (como la no renovación de un tal James Harden durante la agencia libre de 2012) y que no ha logrado traer un anillo a Oklahoma en más de 15 años en el puesto, pero su brillante gestión de una reconstrucción complicada, como la que iniciaba en 2019, ha colocado su nombre entre el de los directivos mejor valorados de la liga.

Puede que hasta ahora no haya logrado llevar a los tejanos a lo más alto de la NBA, pero el potencial del equipo que está formando (a falta de muchas elecciones de draft en los próximos años) deja entrever que esto podría cambiar más pronto que tarde. Sólo el tiempo dirá si Presti y los Thunder de Shai, Giddey y compañía lograrán, al fin, el campeonato que fueron incapaces de alzar bajo el liderato unos jóvenes Kevin Durant y Russell Westbrook.

Imagen principal: @okcthunder.


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