En Primera Federación resuena el canto de un ‘pajarito’ que quiere volver a ser grande. Un equipo que no debería de poner techo a sus aspiraciones, aunque debe ser consciente de la competición en la que está. El CD Numancia intenta alzar el vuelo en una temporada que no termina de cuajar en los deseos ambiciosos de una afición que añora la categoría de plata.
No es fácil levantarse de una caída tan grande como la que sufrieron los rojillos. Dos descensos en dos años. De Segunda a Segunda RFEF en un abrir y cerrar de ojos. El fútbol muchas veces se ceba con grandes históricos porque en estas categorías no ganas por el nombre ni el escudo.

Por ello, la temporada pasada fue tan importante para el devenir del club. O alzabas el vuelo de inmediato o el ‘pajarito’ podría quedarse atrapado en las redes de unas categorías muy traicioneras. El ascenso a Primera RFEF fue el primer paso en el camino de un equipo que apuntaba alto, pero las sensaciones actuales no son las esperadas.
A veces no entiendo la urgencia desmedida que se puede observar entre algunos aficionados numantinos. El equipo ha estado bien posicionado en la tabla la mayor parte del curso, aunque siendo capaz tanto de lo mejor como de lo peor. El problema es que es un conjunto demasiado irregular. Cuando tienen el play-off cerca, se desinflan.
No es cuestión de vértigo, menos de un equipo que supera las dos décadas en Segunda División, sino de dirección y motivación. Diego Martínez, técnico artífice del ascenso, no empezó la nueva campaña con buen pie. Dejó al equipo en un peligroso 15º puesto, cuando la directiva decidió destituir su figura por la de Iñaki Bea.

Más de un cuatrimestre después, el Numancia ha crecido en la clasificación, pero no en juego. La realidad es que están más cerca de la promoción que del descenso. Aún así, en el Grupo II todo puede cambiar de una jornada a otra. Lo que realmente preocupa a los aficionados, y ahí, sí los comprendo, es que la irregularidad va a terminar enterrando cualquier oportunidad de luchar por los puestos de privilegio.
El discurso de la dirección técnica no ayuda, aunque tampoco sería positivo transmitir ilusiones irreales. Se respira un conformismo que no gusta en el aficionado, como si hubiera miedo a fracasar por un objetivo más ambicioso. A mi forma de ver, se transmite cautela, aunque las excusas no son las más acertadas, y menos aún cuando las formas no motivan a los jugadores.
La falsa humildad se tiene que dejar a un lado. En Segunda División siempre han sido de los conjuntos más modestos, pero aquí no. La inversión, aunque no se ha hecho como se debería, ha traído a muy buenos jugadores al equipo. El nivel de la plantilla es bastante superior como para mirar sólo por la salvación -que la tienen cerrada a este ritmo-, aunque sea clave sellarla cuanto antes. El problema real es el juego que se pretende practicar.

El CD Numancia tiene más puntos de los que se puede haber merecido. La defensa es la zona que está sosteniendo al equipo -es de los que menos encaja- en una posición tranquila, con Gorka Pérez erigiéndose como el mejor fichaje de los rojillos, siendo líder de la zaga y jugándolo prácticamente todo. La gran solidez atrás ha permitido sacar adelante partidos en los que no se ha jugado a nada, haciendo que ciertas rachas positivas de resultados hagan creer una realidad que no existe.
Es casi imposible entender cómo este equipo es, a su vez, de los menos anotadores de la categoría, teniendo en cuenta la calidad individual en territorio de tres cuartos: con Rubén Mesa -máximo goleador-, Arthur Bonaldo, Adrián Mancebo o Jesús Carrillo -algunos de ellos han aparecido en alguna edición de nuestro XIIDEAL de la Jornada-. Cuando se ven los planteamientos del técnico, todo se entiende mejor. ¿Cómo vas a plantarte con cinco defensas en casa y regalando el balón?
Los Pajaritos ha sido testigo de un equipo que no se le ha dado bien jugar en su propio feudo, mientras que como visitante, los números son totalmente opuestos -son de los mejores en este aspecto-. Un equipo que no juega con balón, sin fluidez ni continuidad, capaz de ofrecer dos caras opuestas en un mismo partido. Aunque genere poco y perdone mucho, la calidad individual en destellos de lucidez ha permitido sacar puntos de oro. La capacidad de reacción tampoco ha sido un punto fuerte.

En condiciones normales, Los Pajaritos debería de ser un fortín. Imaginad si se siguen cumpliendo los buenos resultados como visitantes, el CD Numancia estaría peleando el play-off con muchas posibilidades de conseguirlo. Un equipo cuyo potencial se ha desperdiciado por el planteamiento del entrenador.
El panorama tiene que cambiar bastante para que los deseos de los aficionados se hagan realidad: volver a volar hacia Segunda División. De momento, tiene pinta de campaña de asentamiento en una categoría tan igualada o más que la división de plata, que aquí no se regala nada tampoco.
Imagen principal: @cdnumancia.