El fútbol se ha convertido en un negocio. Es perceptible la gran cantidad de movimientos económicos e intereses financieros que reinan en el balompié moderno. La pasión y la identidad de los equipos se está perdiendo poco a poco mientras los clubes se convierten en empresas, de manera voluntaria o por necesidad, para seguir siendo competitivos y rentables. Lo bonito del fútbol modesto era que esta situación no existía, estaba libre de la «corrupción del dinero». Sin embargo, la próxima temporada, un nuevo equipo luchará para subir a categoría profesional: el CF Intercity o «el Manchester City de la Primera RFEF».
El CF Intercity es un club de fútbol de la ciudad de Alicante fundado en el 2017 que ha encadenado cuatro ascensos en sus cinco temporadas de vida. El equipo alicantino es historia del fútbol español, aunque su nombre aún no haya llegado al aficionado general, al ser el primer conjunto en cotizar en Bolsa en nuestro país. Siendo el 1 de noviembre de 2021 la fecha marcada para su salida en el mercado a razón de 1,20 euros la acción.
¿Qué supone esto? En resumen, sin entrar en términos técnicamente económicos, grandes inyecciones de capital que posibilita al club una oportunidad de crecimiento rápida y progresiva. Aunque en España este hecho haya supuesto un hito sin precedentes, en el ámbito extranjero existen numerosos equipos que han optado por esta vía de financiación. Véase Manchester City, Juventus, Borussia Dortmund o Ajax entre muchos otros como principales exponentes.
Obviamente, el valor de mercado del club se basa en numerosos factores para su positiva cotización y atractivo para los posibles inversores. El argumento clave para ello, el éxito deportivo, algo que se ha conseguido en los primeros años de vida del conjunto del estadio Antonio Solana, pese a un desplome de las acciones tras el reciente ascenso a la tercera categoría.
De esta manera, el proyecto, que nace en forma de start-up de la mano de los empresarios Salvador Martí y Javier Mira, está prácticamente obligado a subir a la Segunda División esta temporada, encuadrado en el Grupo II, o la siguiente. Llegar a la división profesional sería el punto de inflexión para conseguir la rentabilidad del equipo debido a las interesantes ganancias por los derechos de televisión y el hecho de pertenecer a los escalones más altos del fútbol español.
De otro modo, la empresa comenzaría a sufrir un descenso dramático de su valor en Bolsa que podría hasta suponer su desaparición, tras el gran esfuerzo económico y deportivo realizado estos años, debido a la volatilidad de un negocio de estas características, que casi alcanza los 3000 accionistas en el club alicantino.
Así, el CF Intercity, que tiene entre sus accionistas a personajes reconocidos como el exfutbolista Juanfran Torres, emprende una ambiciosa aventura en la nueva temporada de la Primera RFEF en la búsqueda de un ansiado y ‘necesario’ salto a las categorías profesionales.
En los primeros días de mercado, el Intercity ha sido uno de los grandes agitadores en la vasta marea de jugadores que cambian de equipo en este periodo, sorprendiendo a los aficionados de la categoría por la jerarquía de algunos nombres firmados como Emilio Nsue, lateral que jugó en Primera División con el Mallorca, Jon Etxaniz, de los delanteros más destacados de la categoría la anterior campaña, y Xemi Fernández, estandarte del descendido UCAM Murcia.

Ahora bien, aunque sea un procedimiento totalmente lícito para conseguir la rentabilidad en un club. ¿Cómo puede afectar esto al fútbol modesto? Fácil. De momento, muy mal. Y es que, tristemente, en estas categorías existen dos caminos. O vives lo suficiente como para poder resistir siendo un club perteneciente a los socios, pero con numerosas trabas económicas, o terminas cediendo ante el temor de la desaparición para cometer la transición a una empresa, vía Bolsa, SAD y demás.
No se puede poner a estos equipos como ejemplo a seguir. Aunque la llegada de un dueño y grandes cantidades de inversión ayuden a dichos conjuntos para subsistir y crear proyectos más competitivos, como ha ocurrido recientemente con el Algeciras CF y su conversión a Sociedad Anónima Deportiva, el sentido de pertenencia de estos clubes se va diluyendo poco a poco. Es así, y más cuando una única persona tiene el control total de las decisiones.
Y no es que sea algo malo, ni mucho menos. Incluso hay dueños que son aficionados del equipo adquirido y gerentes que realizan una gran labor por los conjuntos. Pero hay que incidir en un problema mucho mayor. Se está perdiendo la esencia, y se está «imponiendo» la inversión económica como único método para conseguir llegar al fútbol profesional, sin ser un club sino una empresa.
Algunos equipos aún lastran las consecuencias económicas del coronavirus y no encuentran otra solución. La Federación tampoco ha hecho nada para evitar esto, o es que a lo mejor les interesa que el fútbol modesto se convierta en un negocio, como ocurre en el profesional.

La llegada del ambicioso proyecto del Intercity a Primera RFEF ha incitado en gran medida a este debate. Pero en la misma categoría se encuentran otros proyectos con las miradas dirigidas hacia los puestos más altos de la clasificación que también han puesto su futuro en manos de empresarios como el mencionado Algeciras CF o el CD Eldense, otro de los grandes alborotadores de los inicios del mercado.
En definitiva, hay que dar más visibilidad a aquellos proyectos llevados por los propios aficionados, los equipos de toda la vida. Que la conversión a una empresa no sea la única opción rentable, aunque en algunos casos acaba siendo todo lo contrario. Hacer ver que la magia del esfuerzo y la superación son capaces de derrotar incluso a los más poderosos. Es lo bonito de este maravilloso deporte. Y no sería la primera vez que ocurre esto, ni la última. O eso espero.
Imagen principal: @CFIntercity.