El Real Madrid de Carlos Ancelotti en su segunda etapa comenzó su andadura. Se marchó Zidane, también Ramos; y alguno más aún está por ver. Sin embargo, ante la situación económica circunstancialmente delicada que atraviesa la entidad blanca, la posibilidad de acometer algún fichaje en calidad de traspaso parece esfumarse este mercado y, por tanto, ciertos jugadores gozarían de una nueva oportunidad para convencer al técnico italiano y ganarse un lugar en la plantilla.
A esto se suma que, a pesar del deseo de generar ingresos, el Real Madrid lo tiene complicado para dar una salida rentable a futbolistas con contrato en vigor, fichas altas y, sobre todo, insuficiente rendimiento deportivo el curso anterior. Sin ‘galácticos‘ —a no ser que Mbappé acabe llegando—, la papeleta de Ancelotti consistirá en recuperar/encontrar la mejor versión (o semejante) de aquellos que vuelven como Ceballos, Ødegaard, Jović, Vallejo o Bale; y de los que apenas contaron para Zidane: Isco y Marcelo.
Ya ven que son varios los nombres mencionados. No obstante, la lista podría ser todavía más amplia. Todo esto es fruto de la incuestionable gestión de plantilla realizada por el Real Madrid en los últimos años, dicho de manera irónica. Pero si nos centramos en quienes poseen opciones reales de tener un desempeño importante a las órdenes del italiano, el número de jugadores incluidos en la lista se reduce considerablemente:
Isco y Marcelo:
Quizá ambos parten con cierta ventaja con respecto al resto. Conocen bien a Carlo Ancelotti y fueron piezas fundamentales aquellas dos temporadas. Ahora, la situación ha cambiado. No les valdrá con el cariño y el recuerdo que el italiano guarda de su talento. Han pasado siete años y, aunque disfrutan de un punto extra de confianza, deberán devolver la fe a base de trabajo y sacrificio. Claro está que, por ejemplo, Marcelo no se postula como titular, pero enfrente tiene la oportunidad para redimirse de su pésimo año y marcharse del Real Madrid con buen sabor de boca.
Por su parte, Isco ha comenzado la pretemporada con una actitud distinta. Producto del cambio de chip, Ancelotti ha elogiado al de Arroyo de la Miel y parece haber depositado altas expectativas en su versión progresiva. Esta circunstancia se asemeja a la que ya ocurrió con James Rodríguez en el Everton. A sus 29 años, Isco tiene la obligación de dar un paso al frente para dejar atrás su papel como jugador de 25/30′.
Ceballos y Ødegaard:
Los ex ‘gunners’ regresan a la disciplina blanca con sensaciones diferentes tras su paso por la Premier League. El primero, Dani Ceballos, cumplió su segunda campaña en Londres y resulta difícil definir su rendimiento como bueno. El jugador sevillano cuajó tramos sobresalientes, pero también malos. Su irregularidad ha supuesto un constante dolor de cabeza para Mikel Arteta. Finalmente, el Arsenal decidió no proseguir sus prestaciones.
Es uno de los pocos jugadores que no coincidió con Ancelotti, pero él ha declarado su ambición por triunfar en el Madrid. No existen dudas en cuanto a su calidad. Además, sería provechoso gozar de su mejor versión para abastecer un centro del campo que estuvo mermado por el desgaste físico. Si el Real Madrid no recibe una oferta de traspaso, Ceballos se quedará.
Por otro lado está el caso de Ødegaard. El noruego es una de las esperanzas tanto para el club como para la afición. Sin embargo, su primera gran oportunidad en el primer equipo acabó en fracaso y agotó la paciencia de Zidane y el propio Ødegaard. En invierno se marchó al Arsenal, donde ha sido de lo más destacable en los últimos seis meses. Incluso, se habla de un fuerte interés en su regreso por parte de Arteta.
Los planes del Real Madrid con Martin Ødegaard son claros. Sin una propuesta de venta tentadora, la idea es que el joven de 22 años se asiente en el equipo y luche por un hueco en el once. Se ha reencontrado con aquel que le hizo debutar con sólo 16 años y se trata de uno de los jugadores más virtuosos y técnicos de la plantilla. No obstante, dichas cualidades no bastarán para cumplir con los objetivos de un club que viene de un año en blanco, nunca mejor dicho.