Nadie cree en esta selección para la Eurocopa. Por lo menos nadie realista. Yo soy el primero que no creo que tenga un equipo capacitado para llegar lejos y también el primero que los animará a muerte. La sensación es que la preparación empezó torcida desde el momento en el que Luis Enrique anunció la convocatoria, y la verdad que no era para menos.
Es verdad que en este país hay 47 millones de seleccionadores, todos con su lista en mano haciendo fila para hacer de entrenador desde la barra del bar o desde el sofá de casa pero, por muy cierto que sea esto, hay ausencias que no se entienden: para mí, las dos más gordas, Albiol y Canales.
Menos entendible aún es vacunar a tus futbolistas a tres días de disputar su primer partido. Primero porque eso no garantiza para nada su inmunidad durante el campeonato y segundo, todavía más grave, por los posibles efectos secundarios sin margen de maniobra. Planificación chapucera como siempre de los que mandan, de los que dirigen esto. Improvisación a gran escala, lo habitual en este país.
En esta situación pueden aparecer positivos incluso en burbujas porque no solo le ha pasado a España y eso, al fin y al cabo, es incontrolable, pero no olvidemos lo que eso supone en la preparación de los compromisos: jugadores sin entrenar en grupo y otros tantos en una concentración paralela. Realmente no creo que hayan podido preparar muchas cosas en estas condiciones.
Nadie cree en la selección porque, si hablamos de cómo ganar a esto, no tiene ni un portero fiable ni un nueve puro decisivo. En definitiva, no tiene lo que hay que tener, lo que tienen los grandes, lo que sí tienen las candidatas de verdad. Mi previsión es que España se defenderá con el balón, porque sí que tiene buenos jugadores para ello, pero quizá hasta haya demasiada exquisitez y poca contundencia.
Todos la tocan muy bien desde la defensa hasta el ataque y temo que, como en anteriores ocasiones, sobemos demasiado el esférico sin conseguir ni matar arriba ni protegernos atrás. El resultado en este caso será que nos matarán a nosotros, en cualquier momento.
España no es favorita ni de lejos porque por delante tiene a selecciones como Francia, Portugal, Bélgica, Inglaterra o Alemania que sí que tienen armas para vencer. Por eso, desde aquí lanzo un mensaje de a lo que de verdad aspira España en esta Eurocopa ante este derrotismo desenfrenado en el que yo me incluyo: seamos el equipo revelación que nos sorprenda a nosotros mismos.