El descenso es el mayor miedo de cualquier equipo modesto, eso que, salvo gratas sorpresas, amenaza año tras año. El fracaso deportivo implica a demasiadas partes y, por tanto, uno trata de evitarlo cueste lo que cueste. Incluso, en ocasiones, ese temor te lleva a tomar decisiones que nunca pensaste que llegarías a adoptar —como en el caso de Cádiz—. No es más que instinto de supervivencia. Y el último club en entrar en esta fase ha sido el Mallorca.
El conjunto balear vivió un cómodo cuatrimestre inicial al igual que sus dos acompañantes en el ascenso. No obstante, el vértigo siempre ha estado presente.
La inexperiencia de la plantilla en Primera, la dureza de los encuentros, el golpe psicológico de las dinámicas negativas y el desgaste físico; todos estos factores, sumados a la tensión que se genera tras el paso por el mercado invernal, hace de la segunda vuelta un calvario.
A menos que ocurra una desgracia, por un lado, el Rayo Vallecano atesoró un colchón suficiente para asegurar su plaza una campaña más —aunque los resultados de 2022 son preocupantes—; y, por otra parte, el Espanyol ha demostrado su solvencia para sumar victorias que le otorgan amplia tranquilidad.
Sin embargo, y pese a su característico juego atrevido y competitivo, el Mallorca de Luis García ha carecido de una cantidad sobrada de puntos y ha pecado de cierta irregularidad. Los bermellones manifiestan cierta debilidad en el aspecto moral. La acumulación de derrotas y las dudas en el rendimiento han mermado el sobresaliente arranque del equipo; repito, como consecuencia de la inexperiencia.
Ahora, en una situación límite después de caer a la zona roja por primera vez, recurren a todo un gestor de grupo a falta de nueve partidos para acabar el curso. Javier Aguirre, entrenador ilustre y personaje carismático de la Liga, tiene un importante reto por delante. Eso sí, no es desconocido.
No hace mucho tiempo el Leganés recurrió a su sus servicios para remontar un momento aún más delicado. Si bien es cierto que el club madrileño descendió, el mexicano se quedó cerca de lograrlo y cambió radicalmente la cara del vestuario.
A esto se agarran en las Islas Baleares. La permanencia es cuestión de un punto. Sí, existen riesgos con un relevo en el banquillo a estas alturas; pero la apuesta es acertada. Aguirre es la persona indicada para aportar lo que piden y necesitan en Son Moix.
El Mallorca sigue el mismo camino que el resto de sus rivales. Algunos parecen haber acertado y otros no tanto. Quedan intensas jornadas por delante y posiciones por definir. La incertidumbre y la presión hacen acto de presencia.
Imagen principal: Twitter @RCD_Mallorca.