En Valencia los últimos años es común comenzar la temporada con altas expectativas, resultados e ilusión por regresar a la zona europea. Sin embargo, todo esto ocurre sin tener en cuenta la premisa que envuelve a los ches con Lim, Murthy, Mendes y compañía como máximos representantes: nada de fichajes.
Parece ser que el magnate singapurense no entiende el concepto de invertir para ganar. Al revés, prefiere vender las piezas fundamentales de su técnico sin traer repuesto —como ha pasado con Wass— o, incluso peor, regalarlas al vecino. Tristemente esta historia se repite, esté quien esté en el banquillo.
El último en sufrir esta surrealista situación ha sido Bordalás. El de Alicante se mantuvo cauto en el mercado estival. Todo hacía presagiar que la llegada de un técnico con buen talante, y que no se anda con tapujos, podría despertar en la directiva cierta iniciativa de incorporar jugadores para crear un proyecto ambicioso en torno a él. Pues, si bien es cierto que se reforzó con Alderete, Foulquier, Hugo Duro y Helder Costa, protagonistas en los planes de Bordalás; su paciencia ha durado una ventana de transferencias.
Ahora, con el mercado de invierno al acabar, el exentrenador del Getafe es consciente del problema que supone no tener fondo de plantilla para afrontar una campaña completa con el objetivo de lograr una plaza europea. De hecho, durante todo el mes de enero, en su discurso ante la prensa, ha reiterado constantemente el intranquilo mensaje que ya mandaron en su día Javi Gracia o Marcelino y que no obtuvo respuesta.
Una competición doméstica no es una carrera sprint, sino una maratón. Las temporadas están llenas de obstáculos con los que uno puede contar, pero también existen circunstancias e infortunios impredecibles. Precisamente son estos últimos los que surgen en mayor cantidad. Por ello, la necesidad de contar con un plantel competitivo y amplio es elevada.
No hay duda de que la posición final en la clasificación la determina el rendimiento deportivo. No obstante, en función de las metas marcadas, la dirección del club debe contribuir otorgando al entrenador futbolistas acordes a lo exigido. Si a esta carencia le sumamos las dificultades que encuentra el Valencia para fichar sus primeras opciones, Bordalás está prácticamente solo ante el peligro de acabar otro año sin pena ni gloria.
Hasta ahora han llegado Cömert (procedente del Basilea) e Illaix. Además, el conjunto valenciano se mantiene en la pelea por conseguir los servicios de Bryan Gil. A priori, no se observa una mejoría exuberante. Por tanto, las opciones del Valencia pasarán por que Bordalás exprima al máximo lo que tiene y, sobre todo, se aproveche la oportunidad que ofrece la Copa del Rey.
Imagen principal: Twitter @valenciacf.