A pesar de ser la liga de baloncesto profesional de los Estados Unidos (con permiso de los Toronto Raptors y, en su momento, los Vancouver Grizzlies), la NBA es un fenómeno internacional. Tiene una influencia inmensa en la cultura popular, se consume en decenas de países y jugar para una de sus franquicias es el sueño de una infinidad de jóvenes alrededor de todo el mundo.
La globalización de la liga ha provocado, con el paso de los años, un incremento en el número de jugadores que han dado el salto desde el extranjero, una cifra que ha ido aumentando progresivamente hasta superar, hoy en día, el 20% del total.

Estrellas como Giannis Antetokounmpo, Luka Doncic o Nikola Jokic llevan ya varios años dando mucho que hablar en la mejor liga de baloncesto del mundo. Tanto es así que entre el griego y el serbio se han repartido los cuatro últimos MVPs de temporada regular, algo impensable tiempo atrás teniendo en cuenta que Hakeem Olajuwon, Steve Nash, Tim Duncan y Dirk Nowitzki eran los únicos extranjeros que habían levantado el trofeo anteriormente.
Pero esto no quiere decir que el éxito internacional en la liga sea algo reciente. Y si no que se lo digan a las decenas de jugadores nacidos fuera de territorio estadounidense que han dejado un grandioso legado a lo largo de su historia.
Entre los más destacados se encuentra el hombre del momento, Pau Gasol, que el pasado martes ponía un broche de oro (y púrpura) a su carrera con la retirada de su camiseta en lo alto del Staples Center (permítase la nostálgica licencia de obviar el reciente cambio de nombre del pabellón angelino).

Un mérito reservado para los mejores:
A primera vista, puede no reconocerse la magnitud del honor concedido a Gasol, pero son muy pocos los jugadores que lo han recibido en los 76 años de historia de la liga. Para que uno pueda hacerse a la idea, alrededor de 200 números han sido retirados entre todas las franquicias y más de 4700 jugadores han disputado al menos un encuentro de la NBA desde su fundación, lo que sitúa a la estrella catalana como parte del selecto 4% que lo ha logrado.

El último reto de Pau, ingresar en el Hall of fame:
Tras una exitosa carrera en la que logró más de 20000 puntos, seis participaciones en el partido de las estrellas y cuatro nominaciones a los quintetos ideales de la temporada, la retirada de su número pone un apropiado punto y seguido a su historia dos años después de anunciar que colgaría las zapatillas de forma definitiva. No han leído mal, sino que el punto final lo pondrá su más que merecido ingreso en el salón de la fama del baloncesto.
Y es que no faltan razones para estar seguros de ello, aunque yo elijo quedarme con la que resaltaba el gran Kobe Bryant (al que se echa mucho de menos en noches como la del martes): los Lakers y la ciudad de Los Ángeles no tendrían los campeonatos de 2009 y 2010 sin Pau.

Pau Gasol, un pionero del baloncesto español:
Además de todo lo alcanzado a nivel de clubes, el pívot de Sant Boi fue uno de los pioneros de lo que más adelante se conocería como la ÑBA, la generación de oro del baloncesto español.
Gracias al liderazgo de Pau (sin olvidarnos de los Rudy, Navarro y compañía), un país con gran tradición podría vivir momentos históricos como el salto inicial entre él y su hermano Marc en el All-Star game de 2015, la medalla de oro de la selección española en el mundial de 2006 o la final de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008 frente a la selección estadounidense.
El mayor de los Gasol deja un legado difícilmente igualable tanto dentro como fuera de la pista, que lo erige como el mejor jugador de baloncesto (y quizás el mejor deportista) de la historia de España.
Imagen principal: @Lakers.