Esta última semana, varias noticias en clave malaguista me han puesto los pelos de punta. El jueves por la mañana, Diario Sur adelantaba que el Málaga CF estaba barajando la opción de vender el nombre del estadio para conseguir 1,5 millones de euros. Wanda, Civitas, Spotify o el que esté dispuesto a pagar es bienvenido, para mí, seguirá siendo La Rosaleda. A secas.

El fútbol como negocio es una batalla que los aficionados siempre tenemos en boca, pero que realmente hace tiempo que perdimos. Podría tirar de sentimentalismo, escribir ríos de tinta sobre la capitalización de los clubes y las consecuencias en el deporte, o sobre lo patético que me parece vender tu identidad. Pero seamos sinceros, no solucionaría nada.
Sé que si digo que «el fútbol es de los aficionados« rascaré algunos likes de los que, como yo, confían en que así es. Pero a la hora de la verdad no nos tienen en cuenta. Cada vez hay que ir sumando más adjetivos al sentimiento malaguista, como fiel o dinámico, para apoyar aún más a nuestro equipo. Tranquilos, aquí seguimos los de siempre.
¿Fervientemente malaguista?
La misma tarde del jueves el Málaga hizo oficial la contratación de José Antonio Ruiz Guerra como nuevo consejero consultivo. En el momento en el que estoy escribiendo esto, hay 147 respuestas y 66 citados en el tweet de la cuenta oficial del Málaga. Ninguno parece muy contento con este anuncio.
Mientras tanto, cierto sector de la prensa deportiva malagueña se alegra, como era de esperar. Ruiz Guerra ya estuvo presente en la directiva del club en varias etapas convulsas y en 2006 Sanz prescindió de él. En tiempos de Al-Thani, quizá fueran necesarios los directivos que servían de unión entre entidad y equipo deportivo. En la situación actual me parece totalmente prescindible «decorar» la directiva y apostaría por nuevos nombres, sin pasado en el club. Parece que el Administrador Judicial ha elegido lo de siempre con los de siempre.
Mientras tanto, en lo deportivo, el equipo termina la pretemporada y la semana que viene comienza la temporada. Guede afronta la liga sabiendo que Segunda División se hace muy larga y va a necesitar que su equipo de su mejor nivel. La plantilla este verano se ha reforzado muy bien y varios jugadores como Rubén Castro mantienen la ilusión blanquiazul. A eso me agarro.

Podrán hacer lo que quieran con el club, darle cargos de dudosa necesidad a quienes quieran, cambiar el nombre al estadio o incluso cambiar los colores blanquiazules. Da igual. La afición es la que está ahí siempre, que no se les olvide.
Que ahí estuvimos en las buenas, pero también en las malas. Desde la primera temporada en segunda, cuando tras perder una eliminatoria de playoffs hicimos un pacto: «vamos a volver». Hasta esta última temporada, en la que se lo dejamos claro a los propios jugadores: «esa camiseta no la merecéis». Que a nadie se le olvide, el Málaga son los malaguistas y vamos a dar guerra.
Imagen principal: @MalagaCF