Nunca imaginé que algún día redactaría este artículo. Oficialmente el Málaga CF es equipo de Primera Federación. El que os escribe estas palabras es un joven periodista que nació a comienzos de milenio, allá por el año 2000, y que nunca ha visto a su equipo en la tercera categoría del fútbol español.

Sé que para muchos que lean estas palabras, lo que ha ocurrido esta temporada no es nada nuevo, solo que había pasado ya mucho tiempo desde la última vez que este club pisó la 2°B y todos habíamos borrado de la mente aquellos fatídicos años marcados por una refundación.

Sin embargo, los años de Champions fueron sólo un espejismo y el Málaga CF siempre ha sido lo que es a día de hoy, un equipo ascensor, por mucho que nos duela admitirlo. Es una pena que una de las grandes ciudades del país y una afición de primera tengan que soportar un club en una categoría que deja de ser profesional.

El desastre se lleva consumando desde que Al-Thani abandonara el club a su suerte y que este fuese sobreviviendo en base a fichajes de poco coste o gratuitos, en su mayoría, y a productos de la cantera, una de las más potentes a nivel nacional y eso que aún no cuenta ni con ciudad deportiva. En realidad, el fin era sólo cuestión de tiempo.

Hay que mirar al verano pasado. Decisiones nefastas tomadas por Manolo Gaspar, que se dedicó a fichar mirando estadísticas y no jugadores. Sobre el papel había buenos futbolistas, pero eso no te asegura formar equipo.

No obstante, para mí no toda la culpa es de Gaspar. Pablo Guede, que no sé donde consiguió el título de entrenador, se mantuvo en el banquillo sin haber demostrado absolutamente nada, y los fichajes que llegaron iban enfocados a un estilo de juego en el que el argentino se empeñaba en jugar por dentro y prescindir de las bandas.

Guede aguantó cinco partidos en el banquillo y sus decisiones sobre la confección de la plantilla condicionaron a los técnicos que luego ocuparon el banquillo de martiricos.

La última que dejó el «genio Gaspar» fue dimitir con el fin del mercado de invierno, después de destituir a Mel habiéndole traído nuevos refuerzos con los que el madrileño apenas pudo trabajar, ¿Qué sentido tiene eso?

Lo cierto es que el Málaga ha llegado a esta situación por culpa de los distintos dirigentes que han ido pasando por los despachos en la última década.

El único deseo que nos queda a los que sentimos el Málaga y que no dejaremos de animar esté donde esté, es que este escudo vuelva pronto a donde se merece. El descenso es una realidad. Fin.

Un abrazo, malaguistas. Estoy orgulloso de vosotros.

Imagen principal: @MalagaCF.


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