Partido muy disputado y con poco juego entre líneas.  El Leganés tuvo la primera llegada clara con un pase desde la izquierda de Kévin Rodrigues que remató abajo Braithwaite, pero Álex Remiro envió con el pie a saque de esquina.

El Leganés volcaba todo el peligro por la banda izquierda con Jonathan Silva y Kévin Rodrigues, al mismo tiempo que buscaba imponerse en la batalla del centro del campo, por donde apenas había circulación.

Por su parte, Imanol Aguacil decidió reservar a sus dos jugadores más importantes, Martin Odegaard y Mikel Oyarzabal, pensando en el partido de copa contra el Madrid del próximo jueves. El danés entró desde el banquillo en la segunda mitad, pero fue intrascendente.

La Real se adelantó por medio de un error individual del guardameta del conjunto pepinero, Juan Soriano. La zaga de la Real mandó un balón largo que llegó al área rival y Soriano falló en el despeje, que se le quedó corto. Alexander Isak recibió el esférico en la frontal y sacó un disparo cruzado para abrir el marcador.

El Leganés trataba de acercarse al área rival principalmente a través del balón parado y centros laterales que la zaga de la Real defendía sin problemas, mientras que el conjunto donostiarra reclamó un penalti de Jonathan Silva sobre Januzaj que el VAR no señaló.

El equipo local salió con una marcha más tras el descanso y pronto se reflejó en el marcador. Un centro desde la izquierda acabó con una dejada de Braithwaite que el central Omeruo ajustó con el interior al palo derecho de Soriano.

El encuentro transcurrió con un ritmo muy trabado, marcado por faltas en el centro del campo que provocaban la interrupción del juego constantemente.

Cuando parecía que el partido iba a terminar en tablas, el Leganés arañó una falta al borde del área en la última jugada que Óscar Rodríguez anotó por toda la escuadra para desatar el éxtasis en Butarque y sacar al Leganés del descenso.

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