El efecto Xavi, más coloquialmente conocido como «la xavineta», es un estado de euforia que se manifiesta en Can Barça desde la llegada del técnico de Terrasa hace escasos cuatro meses.
Una sensación de alivio por recuperar una identidad dilapidada durante las últimas dos temporadas y un regreso a los orígenes por volver a presenciar un estilo de juego reconocido que ha protagonizado exhibiciones legendarias en los escenarios más cotizados. Una restauración en tiempo récord de un escudo que llevaba siendo carne de meme demasiado tiempo.
El gran Xavi Hernández, por su insuperable trayectoria como jugador y cerebro del mejor Barça de la historia, estaba avalado por todo el mundo del fútbol para reconducir a un equipo sin plan ni idea. Creo que esto nadie lo discutía, pues además ya estaba el precedente de Guardiola, de la misma escuela y corta experiencia cuando llegó.
Por lo tanto, en base a los precedentes, el estilo y lo que Xavi ya transmitía sobre el verde, lo que estamos viendo, con el talento de oro procedente de la cantera y los refuerzos de nivel en invierno, no debería de sorprender demasiado. Más bien lo contrario. Estamos asistiendo a un proceso natural de reconversión con el que el Barça espera volver a ser lo que era más pronto que tarde, y está en el camino correcto para hacerlo.
Un regreso a los orígenes con relevo generacional de por medio mediante idénticas piezas que aseguran la viabilidad del club en la élite durante la próxima década. Un profundo lavado de imagen con el que la gente quiera volver al Camp Nou y las estrellas a jugar en ese césped. En definitiva, volver a ser grande.
Sin embargo, una cosa es el rumbo que la entidad está tomando, y otra la ubicación actual. Y esta se encuentra, en cruda realidad, a una distancia de 12 puntos del líder (9 hipotéticos) y bajo el castigo más severo por la negligencia de todos estos años, la participación en la segunda división europea.
De esta forma, y a falta de 10 jornadas en liga y unos cuartos de Europa League a la vuelta de la esquina, la consigna para mantener el crecimiento del Barça, en forma de objetivos factibles, es clara: pelear por el segundo puesto, pues el Sevilla y el Atlético de Madrid existen y, sobre todo, ganar la Europa League, no por levantar un título, sino porque eso le situará como cabeza de serie en el sorteo de la fase de grupos de la próxima edición de la Champions.
La liga será blanca, pero el Barça por fin vuelve a ser un grande y empezará desde la casilla de salida el próximo curso en disposición de volver a pelear por todo, que no es poco. Y todo gracias al efecto Xavi.
Imagen principal: Twitter @FCBarcelona_es.
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