Der Klassiken, el partido más esperado del momento, decidía medio título de la Bundesliga en un Signal Iduna Park vacío, pero con millones de espectadores pendientes a través de la pantalla. Ambos equipos cosecharon 2/2 triunfos tras el regreso por el parón obligado, y el Bayern arrancó el choque con cuatro puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor. El partido de hoy podía acercar el título en caso de victoria bávara, o apretar la pelea aun más con un triunfo de los locales. El Clásico alemán dictaría sentencia.
El duelo comenzó muy intenso, con el Borussia Dortmund llevando la manija mientras el Bayern perseguía sombras. El conjunto dirigido por Favre combinaba bien desde atrás y conseguía enlazar con el centro del campo, donde Brandt dirigía las operaciones buscando las internadas de Hakimi por la derecha y los desmarques de Haaland en punta. Mientras tanto, el Bayern trataba de entrar en el partido en un inicio que fue del Dortmund, obligado a ganar si quería mantener sus aspiraciones al título.
Poco a poco el Bayern se sacudió el dominio inicial y comenzó a adentrarse en campo contrario. Coman fue el autor de las dos primeras llegadas claras de los visitantes. Ahora el Dortmund era el que se replegaba atrás a la espera de poder salir a la contra. El conjunto bávaro terminó asediando el área amarilla y consiguió el tanto de ventaja justo antes del descanso. Kimmich recuperó la pelota al borde del área, vio a Burki ligeramente adelantado, y le sorprendió con una espectacular vaselina para asestar un mazazo psicológico al Borussia.
El Dortmund regresó del paso por vestuarios con la intención de volver a plantarse en campo rival como hicieron en los primeros compases del encuentro. Para ello Favre dio entrada a Sancho en detrimento de Brandt. A pesar de los intentos del Borussia, la elevada presión del Bayern cortaba todas las progresiones amarillas. El Borussia, incapaz de avanzar pasando por el centro del campo, no encontraba la forma de meterle mano al Bayern. Daba más sensación de estar más cerca el segundo que el primero.
El Dortmund se agarraba a una jugada aislada de Haaland, la única opción de igualar el choque, y el delantero noruego la tuvo tras un rechace dentro del área, pero Boateng interceptó el disparo desde el suelo con el codo en un gesto poco natural que el VAR, incomprensiblemente, no consideró suficiente para señalar penalti. Por si fuera poco para el Dortmund, no solo estaba perdiendo la liga, sino que también perdía a Haaland, que se tenía que marchar lesionado. El joven delantero americano Reyna le sustituía para intentar salvar los muebles.
Con más corazón que cabeza, el Dortmund terminó el partido en el área del Bayern en busca de un empate a la desesperada que le mantuviese vivo en la pelea por el título, pero ninguna de sus aproximaciones llegó a buen puerto. El Bayern se distancia aún más de su perseguidor y deja prácticamente sentenciada la Bundesliga con siete puntos de ventaja a falta de siete partidos. El Bayern ya acaricia la ensaladera.