Tres semanas faltan para que Ousmane Dembélé se desvincule de manera oficial del FC Barcelona tras cinco años en la entidad azulgrana. El galo, que finaliza su contrato y podría estar viviendo sus últimos días como futbolista del Barça, lleva un tiempo sin pronunciarse (por lo menos públicamente), al igual que su agente.
Lejos queda ya aquel comunicado que Ousmane publicó en enero en sus redes sociales a raíz de su polémica «no salida» del club en el mercado invernal. Una no salida que, por otra parte, provocó que el francés se quedara sin jugar ni un solo minuto durante algunos encuentros (hasta que Xavi se dio cuenta de la falta que hacía un futbolista como él en la plantilla).
Contra todo pronóstico y tras realizar varias actuaciones de mucho nivel (Nápoles, Athletic, Osasuna…), Dembélé cambió los pitos de su propia afición por aplausos, dejando el banquillo de forma permanente para convertirse en una de las piezas claves durante el tramo final de temporada.
Y es que hoy en día es casi imposible encontrar un futbolista de las cualidades del 7 azulgrana. Verticalidad, desborde, velocidad y, sobre todo, manejo de las dos piernas, son algunas de las virtudes de Ousmane que llevaron a Xavi a tener que recurrir a él de forma constante.
Por primera vez en cinco años, (aunque es cierto que con Koeman ya se podía intuir) se vio a un Dembélé mucho más maduro en el terreno de juego, sin ser aquel futbolista que recibía el balón en medio campo y buscaba zafarse de toda la defensa rival sin rigor táctico alguno.
Se ha visto una verdadera evolución en la forma de jugar del extremo, sobre todo en la toma de decisiones, ya que antes era el principal motivo por el que se le achacaba constantemente.
Como prueba de ello están las 13 asistencias (11 desde febrero) que ha repartido en Liga esta temporada en apenas 20 partidos disputados. Una cifra que le ha llevado a ser el máximo asistente de la competición por delante de jugadores como Karim Benzema o Vinicius Jr.
Partidos como el del Bernabéu ante el Real Madrid, Osasuna, Athletic o Celta de Vigo, en los que Ousmane logró dar dos pases de gol en cada uno de ellos, le han llevado a ser el mejor asistidor de LaLiga Santander.
En contraposición, en el ámbito estrictamente goleador hemos vuelto a ver a un Dembélé muy pobre. Dos goles en toda la temporada y una innumerable lista de acciones en las que ha sido muy poco eficaz de cara a puerta así lo corroboran.
Ousmane nunca ha sido, ni mucho menos, un gran goleador. Sin embargo, la pasada campaña anotó 11 tantos con Koeman como entrenador y, durante el curso 2018/2019 logró marcar 14.
De ahí que uno de los mejores calificativos para definir al francés sea la palabra irregularidad. Y de ahí que tenga tantos detractores en la que, a día de hoy, sigue siendo su afición.
El FC Barcelona ha intentado renovarle en múltiples ocasiones durante este curso. La oferta siempre ha sido a la baja, en consecuencia con el delicado estado económico que atraviesa el club catalán actualmente. El agente del francés, Mousa Sissoko, las ha rechazado todas.
Considera que las condiciones que se le ofrecen a su cliente no son suficientes y está a la espera de que otro club europeo las mejore. En lo estrictamente futbolístico, dudo que Ousmane encuentre otro ecosistema que le favorezca tanto como el del Barça, en el que él, junto a un grupo de jóvenes, está llamado a ser una de las piezas claves del proyecto.
Ousmane todavía sigue siendo un proyecto de futbolista, no ha terminado de explotar todas sus cualidades y tampoco está para exigirle al Barça todo lo que quiera después de haber estado lesionado buena parte de su estancia en la Ciudad Condal.
Él sabe de sobra que Xavi cuenta con él y quiere que sea importante en el equipo, pero parece ser que el jugador ha dejado el 100% de la negociación en manos de su agente y, si todo no da un giro de 180 grados, el futuro de Dembélé está lejos de Barcelona.
Imagen principal: Twitter @FCBarcelona.
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