La historia del Cádiz y de Cádiz siempre ha estado marcada por la agonía hasta el último instante. Pero, a su vez, es un sentimiento especial que forma una firme simbiosis para resistir, luchar y lograr el objetivo final. Así ha ocurrido una temporada más, quizá de las más duras en Primera División.

En enero la energía de la ciudad más antigua de Occidente, el calor de Carranza; se encontraba prácticamente apagada, en un momento crítico. La fe de su profeta y leyenda del club, Don Álvaro Cervera Díaz, perdió sus fundamentos. Por primera vez en casi 6 años la lucha se negoció y el equipo parecía abocado al descenso.

Sin embargo, Sergio González, un hombre sencillo, con un peso tremendo después de descender al Valladolid la campaña anterior; y con el reto de revertir una situación extrema, lo cambió todo.

Sergio se ha ganado el respeto y el cariño de toda Cádiz porque, igual que su predecesor, llegó con ganas e ilusión: las bases del éxito. Aunque él mismo le resta importancia, el técnico catalán ha callado muchas bocas. Ahora cuenta con las riendas para crear un bloque y plan en torno a su sistema y estilo de juego.

La permanencia era primordial si Vizcaíno quería «salvar su cabeza». Todas las promesas realizadas tras el empate en el Bernabéu, en la rueda de prensa del adiós a Cervera y demás comparecencias hasta la actualidad no tendrían ningún valor si el Cádiz consumaba el descenso.

He aquí donde, desde ya, comienza la temporada del conjunto amarillo. Al igual que el curso pasado, este año se ha logrado un milagro al mantener la categoría. No obstante, si el club quiere crecer y asentarse en la élite, como se transmite desde arriba, es necesario que se apueste fuerte y se cree un buen proyecto.

La liga resurge a un ritmo bestial y cada vez son más las entidades que realizan valientes inversiones para persuadir y adquirir altos perfiles de futbolistas que encarecen la subsistencia en Primera.

El Cádiz no puede permitirse otra planificación de temporada con síndrome de especulación y pasar de futbolistas destacados a lo más desconocido del continente europeo.

Sergio debe contar con los activos suficientes para trabajar sobre sus bases. Si Elche, Getafe, Espanyol e, incluso, los recién ascendidos Almería y Valladolid pueden, ¿por qué Cádiz no merecería una plantilla competitiva?

Los cimientos parecen encaminados; es decir, las renovaciones y negociaciones de todo aquello que funciona: Sergio, Rubén Alcaraz, Negredo, Álex, Akapo… pero los gaditanos requieren de un golpe sobre la mesa.

¿Cómo? Vencer una puja cotizada entre varios equipos de la zona media o noble inclusive. Esto reforzaría el nombre del Cádiz y evitaría situaciones absurdas como la sucedida en el mercado de invierno con el rechazo por parte de numerosos jugadores.

Por ello, Vizcaíno, es ahora o nunca. El Cádiz y su gente se han ganado un proyecto ambicioso que mire por los intereses del club y no los propios.

Imagen principal: Twitter @Cadiz_CF.


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