26.000 personas entonaron el himno malaguista en una tarde con olor a historia. La pena es que la historia es la de toda la temporada, con una sinopsis que ni las mentes más brillantes del cine de horror hubiesen inventado.
Un rival directo que apenas creó peligro durante el partido pero que la que tuvo la mandó para dentro. Los santanderinos comandados por José Alberto López, el entrenador que mejores números obtuvo de los cinco entrenadores que pasaron por La Rosaleda tras la salida de Pellicer con diferencia. Este último mencionado sólo ha sumado 4 puntos de 21 posibles.

Curioso que ninguno de los entrenadores haya sacado al equipo del pozo en el que se encuentra sumergido. En mi opinión, los culpables no se encuentran ya en la entidad blanquiazul.
Gaspar renunció a su puesto hace algo más de un mes tras una planificación lamentable. Guede también tiene gran parte de la culpa por demandar un perfil de jugador apto para dedicarse a jugar única y exclusivamente por el centro, sin juego exterior, una maniobra que carecía de sentido en su momento y que con el paso de los partidos ha sido confirmada. Si falla entrar por el centro, ¿Qué otra alternativa hay?

A esto se le une las negligencias cometidas partido tras partido. Una roja a Genaro al comienzo de la segunda mitad dejó al equipo en bragas. Y si, otra cartulina roja y otra vez el que la lia es el sevillano, aunque hay una buena noticia y es que no jugará el siguiente partido.

Sexta expulsión de la temporada, tercera en los seis partidos de la segunda etapa de Pellicer al frente del banquillo boquerón. Un bagaje de sanciones que ha lastrado al equipo bruscamente a la posición donde se encuentra hoy, a 10 puntos de la salvación y con próximos enfrentamientos ante el primero y tercero de la tabla que pueden aumentar una distancia que ya se antoja casi imposible.

Por cierto, por seguir malmetiendo, N’diaye está pasado de kilos para un jugador profesional, y si lo menciono es porque no son pocos los gramos que le sobran al senegalés.
La temporada pasada ya se jugó con fuego y el Málaga logró salvarse por demérito de los demás, sin embargo, eso sólo fue un capítulo en esta ‘Crónica de una muerte anunciada’ que salvo milagro estrepitoso tiene como final las garras del fútbol semiprofesional. Se acabó.
Imagen principal: @MalagaCF.