Málaga se tiñó de blanquiazul en una jornada que empezó dos horas antes del partido con un multitudinario recibimiento al equipo que seguro puso los vellos de punta a más de un malaguista. En ese instante el equipo se situaba a nada más y nada menos que a ocho puntos (nueve si contamos el gol average perdido con el Racing) de la salvación. Sólo valía ganar. Sin embargo, la afición respondió y más de 25.000 gargantas cantaron el himno mientras realizaban un mosaico precioso a vista de pájaro.
El partido transcurrió con la tónica de Villarreal, una buena primera mitad y una segunda en la que lo mejor que ocurrió fue que el árbitro pitase el final. Un trio en el centro del campo que sigue sin saber lo que es perder juntos, destacando el enorme encuentro que realizó el canterano Ramón Enriquez, que se gustó con y sin balón, pero sobre todo con el esférico en los pies.

En la parcela defensiva, un gran Escassi tuvo el ‘timing’ perfecto para robar las llegadas cartaginenses, aunque es cierto que cometió un error garrafal que solo el VAR rectificó tras la decisión arbitral de pitar penalti por mano y que silenció de primeras el estadio.

Por último, mencionar la aportación de Pablo Chavarría, que volvió a anotar un gol de killer de área por segunda jornada consecutiva. Además, cuando el argentino ha visto puerta, el equipo nunca ha perdido (cuatro victorias y un empate). El ariete suma ya cinco tantos esta temporada y ha acallado las críticas que tuvo tras su renovación en la primera etapa de Pellicer.
Esta vez la suerte sonrió al Málaga, ya era hora, y las jugadas más polémicas del encuentro, como la mano de Esteban Burgos, se zanjaron a favor de los boquerones. Eso sí, Pellicer estuvo listo para sacarlo al descanso viendo el historial de tarjetas rojas que arrastra esta temporada.

Lugo será la próxima parada en la búsqueda del milagro de la salvación y no estarán solos. Un desembarco de siete autobuses, por ahora, minado de aficionados blanquiazules, se recorrerán más de 2000 km entre ida y vuelta para convertir el Anxo Carro en una ‘mini Rosaleda’.

El Lugo, que no sabe lo que es ganar desde el 17 de diciembre y que además cosecha los peores números de la categoría, intentará buscar las cosquillas a un Málaga crecido. El club lucense apenas se juega nada ya, pues ganando todos los partidos se quedaría en 45 puntos y tiene pinta que la salvación esté año será muy cara.
No obstante, no jugarse nada invita a jugar más liberado y sin presión, por lo que no hay que confiarse y dar por vencido este encuentro. Al Málaga sólo queda ganar y, luego, volver a ganar.
Imagen principal: @MalagaCF.