Ha llegado el día. Comienza un nuevo Mundial, la cita futbolística más esperada y el evento multitudinario más mediático sobre la faz de la tierra. La constelación de estrellas, promesas, certezas y sorpresas. La disputa por el título más grande al que aspira todo jugador. La reunión de diversas naciones y aficiones. La fiesta del deporte líder que detiene al planeta con un atracón de partidos durante un mes.

Sabemos que no es el país más adecuado para la celebración de un evento con tanto peso, pero no debemos olvidar que Qatar 2022 tiene un aroma especial por significar el principio y el final de una nueva era en el fútbol. De un nuevo ciclo de jugadores en la máxima élite.

Qatar es el final del binomio de la última década, Messi y Cristiano. Y, por supuesto, la última oportunidad para ambos de levantar el único título que les falta. El más preciado.

También será la última cita de tal calibre para otro símbolo, Dani Alves, o incluso para Neymar, que, como él mismo advirtió, sopesará su prematura retirada de la ‘Canarinha’ tras la edición de Qatar. Y de otras estrellas consagradas como Modric, Suárez, Griezmann o Jordi Alba y Busquets por nuestra parte. Hubiese sido el último de Benzema, que finalmente causará baja por lesión.

Por el contrario, es el primer Mundial de una camada de futbolistas extremadamente jóvenes que han irrumpido en la élite de la mano de un desparpajo asombroso que ahora busca impresionar a los ojos del mundo entero.

La controvertida España de Luis Enrique está plagada de este tipo de jugadores con Pedri, Gavi, Ansu Fati, Yéremi Pino o el último citado, Alejandro Balde. También lo son, en otros combinados nacionales, Musiala, Bellingham, Camavinga, Tchouaméni, Vinicius, Rodrygo o Gio Reyna, entre otros.

Qatar es un Mundial sin precedentes en plena llegada del invierno que obliga a partir la actividad de los clubes y la nuestra en el día a día. Qatar es también el reflejo de un calendario que impone un ritmo vertiginoso en el momento más óptimo de los futbolistas a nivel físico. Y, sobre todo, una incógnita de saber si se impone la lógica de los favoritos o la imprevisibilidad de las posibles sorpresas.

Un Mundial siempre es especial, pero el de Qatar es único por el contexto y por el cambio generacional. Que empiece la fiesta del fútbol.
Imagen principal: Edit José Manuel Calviño.