Partido de contrastes en el RCDE Stadium para cerrar el fin de semana. El Espanyol, al borde del abismo y con su enésimo cambio de entrenador en busca del milagro, recibía a un Real Madrid que tenía la oportunidad de ponerse líder en solitario después del pinchazo del Barça ayer en Balaídos.
El conjunto perico llevó la iniciativa en los primeros minutos, tratando de sorprender al Madrid con llegadas por banda que no lograban finalizar. Rufete planteó un 4-4-2 con Wu Lei de interior derecho y Embarba más posicionado en la mediapunta para surtir de balones a Raúl de Tomás (RDT) en la punta de ataque. En el otro bando, Zidane salió con un 4-3-3 con el que no le costó adueñarse del esférico tras el buen inicio del Espanyol.
Los banquiazules cerraban bien atrás con las líneas juntas y buscaban las contras: de una de ellas arañó una falta lateral que Bernardo peinó y Courtois sacó bajo palos en la primera llegada clara del partido. Hasta ahora el cuadro de Rufete se encontraba relativamente cómodo ante un Madrid muy relajado.
Los de Zidane cocinaron el partido poco a poco y asestaron un golpe mortal con una genialidad de Benzema justo antes del descanso: el francés recibió de espaldas y escorado, se sacó un taconazo de la chistera con caño incluido a Bernardo, y regaló el gol psicológico a Casemiro que hizo añicos las esperanzas del Espanyol. 0-1 cuando los jugadores ya se dirigían al vestuario.
La segunda parte fue cuestión de saber en qué momento sentenciaría el partido el Madrid. Los de Rufete acusaron el esfuerzo físico del primer tiempo y la losa de la puñalada de Benzema que rompió todos los esquemas, y no le quedó otra que resguardarse atrás y entregarse al Madrid en busca de un milagro en alguna jugada aislada igual de difícil que su salvación. El Madrid aceptó la oferta y deambulo por el campo para dosificarse de cara a los próximos encuentros.
Lo sorprendente fue que el Madrid no amplió su ventaja y mantuvo la intriga hasta el final, pero con lo mínimo, y gracias a una genialidad de Benzema, se coloca líder en solitario ante un Espanyol que ya está virtualmente descendido.