El duelo entre Chelsea y Liverpool era el más esperado de esta jornada de Premier. Dos clubes con altas expectativas enfrentándose de forma tempranera. Como era previsible, los ‘reds’ se lanzaron desde el inicio a presionar la salida de balón local. Lograron el efecto deseado: los muchachos de Lampard, incapaces de darle fluidez al juego desde la primera línea, optaron por buscar las rupturas de Werner a la espalda de la defensa rival. Jugadores como Zouma, James o Christensen carecen de la sensibilidad técnica suficiente para desahogar la excelente presión de los pupilos de Klopp.

Una de las claves del partido fue la expulsión del defensa danés en la primera mitad. La descoordinación entre los centrales ‘blues’ propició una contra clamorosa de Mané, que fue derribado justo antes de encarar la portería. Esto cambió el escenario de la segunda parte: dominio total del Liverpool, con Thiago como eje del equipo. Entró el español tras el descanso y se adueñó del juego, favorecido por la ventaja numérica. 

Entre los nombres propios destacados, se encuentra el de Kepa: su terrible error, al intentar conectar un pase con la defensa, provocó el segundo gol visitante. Esto condenó de forma definitiva al Chelsea. También hay que señalar la actuación de Fabinho, que ganó todos sus duelos individuales contra Werner, manteniéndolo a raya durante los noventa minutos. El alemán provocó un penalti a favor, pero fue desaprovechado por Jorginho. Fue una de las pocas ocasiones del conjunto local. El ‘man of the match’ fue Mané: anotó los dos goles del compromiso y provocó la expulsión rival.

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