El Atlético sigue con paso firme a por esta liga y es un claro candidato para llevarse el título. Está obligado a pelear por ella, y más después del golpe sobre la mesa tras la victoria frente al Barcelona, la primera del Cholo en liga, gracias a un solitario gol de Carrasco. Colíder junto con la Real Sociedad pero con dos partidos menos y un colchón de 9 puntos al conjunto de Koeman. La temporada del Atlético pinta muy bien.

El nuevo Atlético:

Este Atlético está mostrando su mejor nivel de juego desde que llegó El Cholo. Dominan los partidos, tienen la posesión, distribuyen el juego, rompen entre líneas, elaboran en tres cuartos… Parecen otros. El técnico argentino ha cambiado el chip y ha dado un paso al frente porque sabe que tiene jugadores para desplegar un fútbol de calidad. Ya no son aquellos que buscaban un fútbol práctico, rentabilizar su ocasión y echar el cerrojazo atrás. Ahora también proponen y deciden su destino tomando la iniciativa. Y de momento van por buen camino.

Koke y Saúl están a un gran nivel y dirigen el juego desde la medular. Llorente es un portento físico por banda y se zafa de sus rivales por pura potencia. Carrasco y Correa encaran por banda. Y Joao Félix es la estrella que ilumina el camino. El portugués baja a construir deja destellos de calidad cada paso que da. Líder del presente y jugador franquicia del Atlético en el futuro.

Carrasco, el hombre del partido:

Carrasco se marchó a China en febrero de 2018. Cualquiera daba por hecho que esa decisión era sinónimo de retirada prematura. Nada más lejos de la realidad, el belga regresó contra todo pronóstico, pero ahora parece otro. En su primera etapa El Cholo acabó harto de él porque no se sacrificaba en tareas defensivas, algo imprescindible para cualquier jugador que quiera triunfar bajo las órdenes del argentino (véase el caso de Lemar o Lodi, que ha perdido el puesto por ser un coladero atrás).

Ahora Carrasco es desequilibrante en ataque y curra como el que más atrás. El Cholo acepta el cambio de estilo, pero no por eso se desprotege atrás. El argentino salió con su clásico 4-4-2, pero mostró una variante: Carrasco se posicionó como doble lateral sin balón, por delante de Mario Hermoso, con el objetivo de que el español se situase como tercer central para tener superioridad numérica sobre la dupla Messi-Griezmann y reforzar el costado por el que atacaba Dembélé, el jugador del Barça más desequilibrante. La jugada le salió redonda porque el Barça apenas generó peligro.

Por si fuera poco, el belga fue el protagonista del único tanto del encuentro: error de Piqué en el control a la altura del centro del campo, robo y conducción en carrera de Carrasco, salida a por uvas de Ter Stegen y caño y definición espectacular desde tres cuartos de campo, justo antes del descanso. Golpe mortal para el Barça del que no se recuperó.

El Barça de Koeman sigue en caída libre:

El equipo de Koeman sigue sin encontrar la fluidez en el juego porque ni domina los encuentros ni tiene a Messi enchufado, que al final es el factor diferencial. El doble pivote no termina de funcionar porque De Jong y Pjanic se ven superados cuando el centro del campo rival acumula más jugadores por el medio. Démbelé encara y normalmente se marcha, pero suele fallar en la toma de decisiones una vez llega el momento de asistir al compañero. Y por supuesto, Griezmann ni está ni se le espera. Todo sigue igual, no hay nada nuevo en el declive del francés.

Lo más alarmante es la situación de Messi, que está desaparecido porque ha perdido la motivación, y eso se le nota en el campo. No baja a recibir, no entra en juego, no busca asociarse con sus compañeros, y tampoco encara al rival. Ya no decide los partidos y eso es así, es ley de vida. Mi duda está en saber si es una cuestión biológica o anímica (no quiere estar en el Barça), pero a día de hoy el Barça ha perdido su única baza para poder aspirar a algo, y así no van a ninguna parte.

Un Barça con la defensa en cuadro:

Sin duda la peor noticia del partido ha sido la lesión de Piqué, que parece que al final no va a ser tan grave como parecía en un primer momento. Correa chocó de lleno contra la rodilla del central en un lance del juego y este se tuvo que retirar con un rostro de mucha preocupación. La repetición hacía presagiarnos lo peor, pero finalmente parece que va a quedar en un esguince, lo que supondrá entre unas 6-8 semanas de baja.

El Barça pierde no ya a su mejor central y a su mejor hombre en esta línea, sino al único que tienen, porque en el banquillo solo aguarda Araujo para ir tapando agujeros, al igual que hace De Jong cada vez que tiene que jugar en esa posición. . Dos centrales para una temporada entera de un equipo que quiere pelear por títulos y que disputa tres competiciones. Un despropóstio heredado de la pésima gestión deportiva del club bajo el mandato de Bartomeu.

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