Se retira Busquets. Desaparece el centrocampista que ha cambiado la posición. No disfrutaremos más del futbolista al que se le respeta más por las personas que están dentro del mundo del fútbol que por los propios aficionados.
«Busquets confundió al fútbol mundial, nos hizo olvidar que el que hacía jugar bien a un equipo antes era el número 10. Busquets hay uno solo«, «Busquets hace todo bien» , «si pudiera fichar a alguien del Barcelona sería a Busquets» o «si yo fuese jugador me gustaría parecerme a Busquets». Lo mejor que se puede decir de un futbolista es que vean así su figura leyendas como Juan Román Riquelme, El Cholo Simeone, Ferguson o Vicente del Bosque.

Su despedida supone que ese Barça de Guardiola sólo queda en tu mente. Su marcha es lo más parecido a irte de casa de tus padres: durante años, sabes que terminará ocurriendo, pero nunca estás lo suficientemente preparado para que suceda. Busquets es ese eslabón que te unía a tu infancia, te devolvía a esa felicidad que sólo te puede transmitir el binomio fútbol-niñez.
Busquets, el director de orquesta silencioso:
Se ha hecho esta comparación en muchas ocasiones y no brillaré por mi originalidad, pero si un equipo de fútbol fuese un grupo de música clásica, los extremos encaradores serían esos músicos que realizan solos para demostrar su técnica y destacar. En ese momento, Busquets sería el director que consigue afinar todos los instrumentos y les otorga todas las facilidades para que brillen. Él se quedará en un segundo foco mientras el resto se lleva los elogios y los aplausos.

En una banda de pop o de rock, Busquets sería el mejor bajista del mundo, ese que sólo comprendes lo que te aporta cuando notas su ausencia. Esta forma de desenvolverse sobre el césped le creó numerosos críticos que no entendían su importancia para el funcionamiento de sus equipos.
Únicamente, me salen símiles musicales, porque Busquets es lo que transmitía. Era arte que sólo disfrutaba el que se fijaba únicamente en su figura durante un partido. Era «La balsa de la Medusa» en el Louvre, en la que nadie se fijaba pese a su enorme tamaño por estar demasiado pendiente de «La Gioconda» y de «La Venus de Milo». Era una balada cantada por Whitney Houston para los que disfrutamos del análisis táctico del fútbol.

Era el futbolista que, con su físico, hacía creer al espectador casual que podría ser futbolista profesional y, a la vez, el que le demostraba al analista que nunca entendería el fútbol lo suficiente como para acercarse a comprender la mente de un genio como él.
Sergio Busquets revolucionó una posición marcada históricamente, y aún en la actualidad, por una superioridad física, demostrando que el fútbol es un juego en el que lo más importante es tener el dominio del tiempo y del espacio. Estoy completamente seguro de que Busquets es el jugador con más regates realizados mediante fintas, amagos y juegos con el cuerpo en la historia del fútbol. Y si estadísticamente no lo es, por lo menos, siempre lo será en mi mente.

Era el mejor mediocentro de la historia saltando a presionar al campo rival, algo que creaba una necesidad de complementarlo con otro jugador que ocupase esa posición más fija en el centro del campo, pero una cualidad que no se le valora lo suficiente (sólo es necesario ver la recuperación de balón dentro del área rival en el gol de Villa en la final de la Champions League 2011).
Parece que esa figura desaparece y que el Barcelona buscará otro molde similar, el que más suena es Zubimendi, para rellenar su marcha. No obstante, cabe recordar las palabras de Johan Cruyff en un 13 de septiembre de 2008 que pasaría a la historia por ser el debut de Busi: «Técnicamente, superior a Touré y Keita. Posicionalmente, apariencia de veterano. Con el balón hizo fácil lo difícil: dar salida a uno/dos toques. Sin balón, otra lección: la de estar en el sitio justo para interceptar y recuperar corriendo lo justo. Y eso siendo joven e inexperto».

Cruyff, como casi siempre, estaba en lo cierto, y si el tiempo ha demostrado que no habrá otro Xavi u otro Iniesta, también nos dará la razón a los que estamos seguros de que no existirá nunca otro futbolista como Sergio Busquets.
Imagen principal: @FCBarcelona_es.