El Cádiz repitió la fórmula que tuvo tanto éxito frente al Real Madrid: sistema 4-4-2 con los mismos hombres, y trabajo en bloque. Las líneas muy juntas, pero tratando de defender lo más lejos posible del área.

Por el otro lado, el Villarreal llegó al encuentro después de vencer en Europa League (5-3 vs. Sivasspor). El conjunto castellonense se encontró un hueso duro de roer y la irrupción de Paco Alcácer en el 70′ desequilibró la balanza. Unai Emery, técnico con gran experiencia en competiciones europeas, decidió rotar y llegar al Ramón de Carranza con el mayor número de titulares frescos. Además, hay que añadir que el Villarreal tiene bajas de peso: Gerard Moreno, Parejo y Pervis Estupiñán.

Máxima igualdad:

El transcurso de la primera mitad dejó un guion claro con el que ambos equipos se encontraron cómodos. El Villarreal se hizo dueño de la posesión de balón y el equipo de Álvaro Cervera cerró espacios magistralmente e intentó pagar cualquier error de los visitantes con la velocidad de Salvi y el ‘Choco’ Lozano. El Cádiz pudo adelantarse en el 8′ en una mala salida de Asenjo, pero el VAR lo anuló por fuera de juego milimétrico del ‘Choco’ Lozano.

El Villarreal no cometió los errores del Madrid, pero el poco ritmo en la circulación de balón permitió al Cádiz defender muy fácil.

El Cádiz, un muro infranqueable:

No sabemos a ciencia cierta lo que comentaría Emery a los suyos en la charla al descanso, pero el Villarreal le dio más color a sus posesiones en el inicio de la segunda mitad. Moi Gómez participó más en la elaboración de las jugadas, tendiendo a moverse por el centro. Además, la entrada de Chukwueze aportó algo de desequilibrio. Sin embargo, los de Álvaro Cervera no perdieron la intensidad defensiva en ningún momento. Las ayudas de los interiores, Salvi y Álex Fernández, fueron claves.

El Villarreal subió una marcha y fue a por el encuentro; a pesar de ello, Unai Emery tenía una prioridad: evitar que el Cádiz se rearmase con la velocidad a la que nos tiene acostumbrados. La presión tras pérdida fue esencial para que el conjunto gaditano tuviese las mínimas oportunidades.

En el tramo final se evidenció el desgaste físico de los castellonenses sufrido en la Europa League: Pedraza y Mario Gaspar perdieron profundidad y en la medular se reiteraban las imprecisiones.

El Cádiz dio por bueno el empate y amarró otro gran punto. Hoy tenía enfrente a un equipo con las ideas muy claras y al que no dejó explotar sus armas en ataque. No obstante, vuelve a mantener la portería a cero y se reafirma como uno de los rivales más difíciles de batir. Dejando atrás si es más o menos atractiva, la idea de juego de Álvaro Cervera está muy trabajada y es certera.

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