Se viene comentando desde que empezó la temporada que el nivel de la liga española es cada vez más bajo en comparación con otras competiciones del continente. La teoría queda demostrada en cada encuentro de liga de campeones mientras en casa, en España, los que hace años mandaban, ahora pinchan cada tres días. Y hoy, en un duelo entre dos grandes venidos a menos, solo uno de los múltiples grotescos errores fue aprovechado, en este caso por los de Zidane, para ganar, respirar y camuflar, para el que no lo quiera ver, que la decadencia de los grandes es cada vez más obvia. El Sevilla y el Madrid muestran cada jornada síntomas de la nueva realidad.
Primera parte muy preocupante:
El bajón de nivel en la liga española es muy preocupante, y el primer tiempo de lo que años atrás era un partidazo, lo denota. 45 minutos con un disparo a puerta (Benzema al borde del área y posterior paradón de Bono) y absolutamente nada más. El Sevilla arriesgó muchísimo en la salida de balón y estuvo a punto de propiciar varias ocasiones de gol. La pareja de centrales hispalense (Diego Carlos y Kounde) jugaba muy adelantada y sin hacer coberturas a su espalda. Aleix Vidal, que debutaba en la presente temporada, era un coladero constante de balones a su espalda que ni Rodrygo ni Lucas Vázquez supieron explotar.
En el Madrid, donde reapareció Casemiro en el vértice del pivote para ir apagando fuegos, nadie rompía líneas, todos permanecían muy estáticos y Benzema, el único con criterio, no sabía quién era la opción menos mala para asociarse. Vinícius se cayó un par de veces intentando driblar, no hizo nada más, y Mendy, un peligro para su propio equipo, daba vida a un rival sin argumentos por medio de pérdidas de balón estúpidas fruto de sus limitaciones técnicas. En resumen, los dos cometían errores impropios del nivel que tenía la liga, y los dos eran incapaces de rentabilizarlos porque ya no hay dinamita arriba. La primera parte fue un reflejo del agujero negro en el que están dos de los supuestos colosos de la competición.
El Madrid fue el que aprovechó uno de los tantos errores del partido:
La segunda parte mantuvo la misma dinámica en líneas generales. El Madrid, como viene siendo habitual, bajó fisicamente tras el paso por vestuarios porque se le acaba la gasolina a las primeras de cambio. El Sevilla siguió igual de impreciso, pero le metió una marcha más. Sin embargo, el Madrid iba a hacer las cosas «menos mal» y aceptó un regalo que permite respirar a Zidane.
El Sevilla sufrió un desajuste en cadena defensiva y el Madrid, de una forma surrealista, rentabilizó un partido lamentable en todos los sentidos: Mendy ganó la espalda a Navas, puso un centro blando a la altura del área pequeña y Vinícius se anticipó a Bono lo justo para tocarla con la puntera y hacer que el guardameta, que se mostró inseguro durante todo el encuentro, introdujera el esférico en su propia portería.
Lopetegui volcó el equipo arriba en busca de un empate que únicamente podría haber llegado por medio de alguno de los centros laterals que el Sevilla se dedicó a colgar en el área. No llegó y el equipo de Zidane, igual de mediocre que el de Lopetegui, se encontró con un triunfo insípido que tan solo va a servir de parche para mantenerse en la zona noble de la tabla.