Arturo Vidal abandona el Barcelona rumbo a Milán. El futbolista chileno, petición expresa de Antonio Conte, llega al Giuseppe Meazza por una cantidad más bien simbólica: 1 millón de euros en variables. El jugador acordará de forma amistosa la rescisión del año de contrato que le restaba con el conjunto culé. 

Una vez más, el Barça demuestra que su consigna es clara: «quitarse de en medio» a piezas con las que no cuenta Koeman para aligerar la masa salarial de la plantilla, como ya ocurrió con Ivan Rakitic. Suárez será el siguiente, esta vez con destino Turín.

Vidal recala en un equipo y una liga que se asemejan más a su estilo de juego, caracterizado por el despliegue físico en el centro del campo. Precisamente, el chileno sorprendió con unas declaraciones en el podcast’Inquebrantables’ pocos días después de la humillante derrota frente al Bayern de Múnich, en las que llegó a asegurar que el Barça tenía que cambiar su ADN porque el fútbol ha evolucionado mucho y los otros equipos están anteponiendo el físico, la fuerza y la velocidad a la técnica, como si ambos aspectos fuesen incompatibles. En Italia tendrá batallas físicas para aburrir, su hábitat natural. 

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