Nueva sorpresa en la Champions: no habrá representantes de LaLiga ni de la Premier en semifinales. Los dos últimos cruces estarán compuestos por clubes de, a priori, dos ligas que están, como mínimo, un escalón por debajo. El Lyon se cargó anoche al City de Guardiola. Sí, un equipo que ha quedado séptimo en «la liga de los granjeros». Ver para creer.
A los citizens les costó mucho generar peligro en la primera mitad, porque no tenían nada de profundidad a pesar de tener todo el balón. El conjunto francés se encontraba muy cómodo atrás en un 3-5-2 que cerraba absolutamente todos los espacios simplemente basculando, con permutas defensivas que frenaban todos los intentos de los ingleses. El 0-1 obra de Maxwell Cornet empeoró aún más las cosas. Guardiola estaba muy preocupado desde el banquillo, y no era para menos.
El City cambió por completo con la entrada de Mahrez en detrimento de Fernandinho, una declaración de intenciones ofensivas que surtió efecto. Los citizens mejoraron considerablemente y ahora sí que se hicieron con el control del partido y encerraron al Lyon, logrando el empate con una triangulación perfecta entre Mahrez, Sterling y De Bruyne. Un golazo.
Pero si por algo perdió el City fue claramente por la falta de contundencia en las áreas. El Lyon se encontró un mano a mano fruto de una defensa demasiado adelantada y Dembelé puso el 1-2 a falta de diez minutos para el final. Pero la jugada que sacó al City definitivamente del encuentro ocurrió pocos minutos después, con Sterling fallando un pase de la muerte a puerta vacía. Ahí se fueron del partido.
El Lyon sentenció el partido con una cantada de Ederson, que le regaló el doblete a Dembelé y dejó en la cuneta a los de Guardiola una temporada más, quizá en la que mejor lo tenían para llevarse la orejona. Los errores se pagan muy caro.