El Málaga pone rumbo a la ‘C’ y ya parece que nada ni nadie será capaz de levantar esto. La rotura entre afición y equipo es real, lo vimos el pasado domingo cuando jugadores como N’Diaye o Manolo Reina se encaraban con las 500 almas que se trasladaron hasta el Carlos Belmonte para ver una nueva decepción de su club.

El equipo volvió a cometer, como en tantos otros partidos, demasiados errores defensivos. Esta vez, el joven Andrés Caro no midió bien para despejar la que a posteriori sería la pelota del primer gol del Alba. A pesar del fallo del canterano, me gustaría señalar la aportación de Ramalho, que sin duda está haciendo bueno a defensas de la talla de Bakary Koné (entiéndase la ironía). Impreciso en pases de cinco metros y muy lento, perdiendo el balón en incontables ocasiones.

Por supuesto, el devenir del partido cambia cuando Luis Muñoz, que es el capitán del Málaga CF (no está mal recordarlo), se autoexpulsó en diez segundos. Cabe decir que el papel del árbitro fue discutible durante todo el encuentro.
Da igual las oportunidades que den los rivales directos, por una cosa u otra, el Málaga no es capaz de sacar sus partidos adelante.

Una de las características más comunes de los boquerones esta temporada es la capacidad de autoinmolarse. Los blanquiazules suman cinco expulsiones en 27 partidos, pero el dato fuerte viene ahora. Y es que, excepto ante el Oviedo, donde la expulsión a Esteban Burgos se produjo por una protesta justo después del tanto visitante, en el momento en el que se sacaron todas esas tarjetas coloradas, el equipo estaba empatando o, incluso, ganando, como en el caso de Albacete.

Todos esos partidos los terminó perdiendo, a excepción del meritorio empate en tierras mañas. Tampoco hay que olvidar que tres de las cinco expulsiones se produjeron en la primera mitad y las dos restantes antes de llegar al minuto 60 de juego.
Además, la manera en que se podrucen las sanciones suelen ser por errores propios, ya sea por una patada a destiempo en tierra de nadie, una protesta que no va a ningún sitio, o porque no sepan dar un pase de un compañero a otro y uno de ellos termine haciendo una falta siendo último hombre, esto último ocurrió en Cartagena recién comenzado el encuentro.
La afición malaguista cada vez cree menos en el milagro, pero la sensación es que la situación es insalvable desde hace tiempo.
Imagen principal: @MalagaCF.