Noveno contra décimo, empatados a puntos, a cuatro de Europa, misma situación, diferentes contextos: en el bando local la ilusión de un equipo con opciones de culminar una temporada perfecta en su regreso a la élite. En el visitante la decepción de un club a la deriva , mermado por las decisiones de arriba desde el principio de curso, que se está quedando corto en sus aspiraciones, hoy ante su última bala de salvar un año torcido que solo podía terminar mal.
El Granada repitió el esquema de defensa de cinco con el que consiguió la victoria en su último encuentro frente al Alavés, mientras que Voro realizó numerosas variaciones con respecto a la derrota frente al Athletic de Bilbao. En el conjunto ché Mangala acompañaba a Paulista en el eje de la zaga, en el centro del campo solo repetía el capitán Parejo, y Gameiro y Manu Vallejo conformaban la punta de ataque ante la baja de Rodrigo Moreno, que se perderá lo que resta de temporada por una lesión en los ligamentos.
El partido fue una partida de ajedrez desde el principio, con un Granada que dominaba ligeramente la posesión y que buscaba a Machís por la izquierda, pero incapaz de inquietar el marco de Cillesen, y un valencia cómodamente plantado en su campo a la espera de encontrar un resquicio entre las líneas nazaríes que generase peligro, algo que no ocurrió en toda la primera mitad. Los dos se estudiaban y se veían reflejados en el espejo con dos planteamientos muy similares.
El Granada ofrecía un poco más y tuvo la más clara con un centro desde la izquierda de Carlos Neva que el otro Carlos (Fernández) remató de cabeza a la escuadra izquierda de Cillesen, pero el guardameta holandés solventó la jugada con una gran estirada y mandó el balón a córner. Empate a 0 al descanso con todo abierto para la segunda mitad.
El partido siguió la misma línea y el Granada volvió a tener otra oportunidad reseñable con un remate de cabeza del central Domingos Duarte a la salida de un córner que se estrelló en el palo cuando Cilesen ya estaba batido. El Valencia volvía a salvarse, pero el gol de Granada, tremendamente superior, era cuestión de tiempo: Carlos Fernández realizó una excelente apertura a banda, Carlos Neva se la puso atrás para la llegada en carrera del sevillano, y Coquelin lo derribó dentro del área. Penalti claro y gol merecido de Carlos Fernández.
Lo inesperado ocurrió en la siguiente jugada, donde Cheryshev aprovechó un desajuste defensivo del Granada, y filtró un pase perfecto a Manu Vallejo, que definió por abajo para batir a Rui Silva y hacer el empate en el primer tiro a puerta del Valencia en todo el partido. El fútbol es lo más imprevisible del mundo, y el Valencia, cuando peor estaba, consiguió darle la vuelta al partido cuando peor estaba: Guedes, que acababa de ingresar en el terreno de juego, enganchó un misil al borde del área ante el que nada pudo hacer Rui Silva. Dos tiros a puerta, dos goles, y máxima efectividad con lo mínimo: 1-2.
El acierto de cara a gol es lo que le faltó al Granada, más mérito de Cillesen que por fallos de los delanteros. Soldado fue el siguiente en probar, con una volea dentro del área que el mete holandés despejó con contundencia bajo palos. El Valencia aguantaba y triunfaba en la locura, pero el Granada consiguió rescatar un punto a última hora para hacer justicia a lo que se había visto en el campo: Fede Vico lanzó una falta en la frontal, la barrera ché se abrió, y Cillesen no pudo hacer nada para evitar el empate a 2. Granada y Valencia firman tablas en una segunda parte vibrante y suman un punto insuficiente para sus aspiraciones europeas.